El modo en el que las personas están comprando han cambiado considerablemente. Por poner un ejemplo, actualmente la gente ya no necesita ir a un punto de venta para satisfacer sus necesidades o deseos; sino que sólo necesita abrir un navegador desde su teléfono inteligente para ir a una tienda virtual, realizar sus compras y esperar a que le lleguen a la comodidad de su domicilio. Otra de las innovaciones que trae consigo distintas ventajas para el consumidor es el internet de las cosas (IoT, por su acrónimo en inglés).
Quizá una de las principales ventajas que ofrece al consumidor el internet de las cosas es que éste ya no necesita estar permanentemente pendiente de los insumos que necesita para su funcionamiento o abastecimiento. Pongamos el clásico ejemplo del refrigerador: este tipo de aparatos de últimas generaciones cuenta con sensores que miden la calidad y cantidad de los productos. Una vez que se terminan o llegan a su fecha de caducidad, automáticamente solicitan más.
Por medio de la información de tiempo estimado de vida y los hábitos de consumo, es posible que por medio de la internet de las cosas, las personas puedan tener una administración más certera sobre el manejo y control sobre sus finanzas, puesto que podrán hacer presupuestos con mayor anticipación (y cada vez más certeros).
La utilización e implementación del internet de las cosas en la vida del consumidor reduce considerablemente el esfuerzo de transporte en la compra. Dicho en otras palabras, los clientes ya no tienen que ir hasta un punto fijo para adquirir un producto y luego llevarlo a su casa, sino que se le haría llegar directamente a su domicilio.
Aunque los aparatos conectados al internet de las cosas pueden ofrecernos una serie de opciones disponibles, lo cierto es que será posible configurar este tipo de máquinas a nuestras preferencias, gustos y presupuestos.
