Ayer platiqué con uno colega mío centennial que es fundador de una agencia de influencers. Fue algo así como un diálogo generacional que te cachetea con realidad: —Ya no te claves…pensando que habrá eventos hasta 2023…qué clavado eres…mejor pensemos en el hoy…en trabajar menos y ganar más dinero…en vender mejor lo que podemos hacer hoy—¡Pum! Me cacheteó con su respuesta tan pragmática y centrada. Los generación X somos muy clavados. Demasiado, diría yo. Nos azotamos mucho y actuamos poco. En estos momentos más que nunca tenemos que actuar más que preocuparnos. Ocuparnos más que preocuparnos. Menos preocupación y más acción. Si no pensamos así, no habrá resiliencia, ni reinvención y si no hay reinserción, ni habrá mayor facturación. Y si no hay más facturación no habrá trabajo ni mercado. El dinero no compra la felicidad, pero ¿Qué bien la renta, no?
¿Por qué debo de invertir como marca en un influencer digital?
Porque simplemente es de las activaciones más efectivas por el momento y de las que más alcance tienen. Con más impacto. Sin duda, los influncers permanecieron aletargados el inicio del la Pandemia (febrero 2020) pero aunque a algunos les duela son los que están generando dinero constante y sonoro en este octubre de 2020. Si eres marca, la pregunta es ¿Debo de contratar infuencers? La respuesta es sin duda sí, pero como en todo, depende qué marca eres es el influenciador digital que te conviene. Según tu ADN y tu perfil. No necesariamente el que te guste a ti personalmente, o al gerente o al coordinador o al director de mercadotecnia del área.
Es muy frecuente que las marcas o las empresas contraten al influencer o al sepeaker que le gusta en lo personal o al que paga la campaña o el presupuesto digital. Realmente si contratas a un influencer no te tiene que gustar a tí, le tiene que encantar y hacer enlace con las audiencias de tus clientes y compradores ¿Qué contenido le engancha a mis clientes? ¿Qué les interesa? ¿Lo seguirían a él a élla o a éllos? ¿Podría ser mi interlocutor, traductor? ¿Es confiable? ¿Es moralmente sólido y estable? Por ejemplo hace una semana, la secretaria de turismo del estado mexicano de Yucatán envió a la pareja de instagramers @estefania_ahumada y @luis_acashore (Ex Acapulco Shore) que juntos y con sus amigos suman millones de impactos de seguidores digitales. Tienen un capital social muy poderoso. Son quizá los influencers perfectos para atraer turismo joven y nacional para visitar el sureste mexicano.
Pero ¿Qué pasó? Funcionarios de las ruinas arqueológicas que visitaron los denunciaron por portaste prepotentes y distantes en su visita y por no seguir las medidas sanitarias y las reglas de seguridad durante su gira digital en su recorrido en el estado. En este caso, ¿Es un error escoger y pagar como lo hizo el gobierno de Yucatan para promover el turismo en su estado con influencers? No Lo que está mal es no educar y formar e informar a los influenciadores de lo sensible de los lugares que estén visitando. Les faltó entrenamiento y dirección. Escogieron bien, pero no controlaron bien a sus influencers.
Lo que invirtieron en la campaña contra lo que se publicó negativo en medios no paga la inversión. Estoy seguro qué fue lo que pasó, algún funcionario es fanático y seguro muere de amor de los influencers contratados y no tuvo la mano dura para ponerles límites y darles dirección y control para bajarles la autoestima y ego. Los influencers no son dioses aunque casi lo parezcan. Es necesario dirigirlos, corregirlos, aleccionarlos y direccionarlos. Y muchas veces, por más millones de seguidores que tenga, quizá su prepotencia, personalidad o temperamento no va con la personalidad de tu marca.
Sí, contrata influencers, pero contrata bien y genera rentabilidad para todos. Diviértete y trabaja menos. Llegar a este equilibrio es posible y en estos momentos, el mercado de influencers es más efectivo que nunca. Aprovecha la oportunidad para todos.
