Pese a los daños que el consumo excesivo de refresco genera en la salud del consumidor, la industria refresquera va a la alza en México, a pesar de la situación económica actual.
Un estudio de la firma de investigación de mercados Euromonitor reveló que, en 2015, México ocupó el cuarto lugar a nivel internacional en el consumo de bebidas carbonatadas o azucaradas, con un promedio de 137 litros por mexicano, mientras que países como Argentina, Estados Unidos y Chile registraron 155, 154 y 141 litros de refresco consumido por cada habitante, respectivamente.
Aun con la incertidumbre económica que se vive en México con la llegada de Donald Trump al poder, la volatilidad del peso frente al dólar, las múltiples campañas emprendidas para promover buenos hábitos alimenticios y buscar un menor consumo de refrescos, así como el Impuesto Especial a Productos y Servicios (IEPS) de un peso por litro que entró en vigor en 2014, son factores que no han impedido el alto consumo de este tipo de bebidas.
En 2016, la industria de refrescos y aguas carbonatadas en México tuvo un incremento en ventas de 3.78 por ciento al tercer trimestre, y el total de ventas durante ese periodo de tiempo llegó a los 18,824 millones de litros de refresco. Así, en los últimos cinco años, esta industria ha mantenido una tasa de crecimiento anual de 1.3 por ciento, según indican cifras de la consultora KPMG.
Dados los efectos adversos que el consumo excesivo de este producto ocasiona en la salud de la gente, algunos países han tomado medidas al respecto.
Tal es el caso del estado de Tamil Nadu, en la India, donde se ha anunciado que cesarán la venta de bebidas azucaradas de las marcas Coca Cola y Pepsi dados los perjuicios que ocasiona a la salud de sus habitantes, y también para impulsar la venta de marcas nacionales.
