Para evitar que la gente tire basura en las calles de Hong Kong, la ONG Cleanup creó una campaña para ponerle rostro a quienes ensucian la vía pública.
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La dinámica consistió en recoger los objetos de la basura, como colillas, papeles, preservativos, empaques o chicles. Posteriormente, la compañía de biotecnología NanoLabs Parabon extrajo una muestra de ADN de estos objetos para poder ponerle rostro a los anónimos tiradores de basura.
“La cara de la basura” es el nombre de esta acción que si bien no logró crear un perfil detallado de cada tirador de basura, pero sí consiguió aproximarse a la cara de cada uno de ellos, desde su tono de piel, cabello y hasta color de ojos.
Una vez que los rostros fueron creados, los colocaron como anuncios publicitarios en las marquesinas de los autobuses y paradas del metro. El objetivo fue evidenciarlos para corregir el problema de basura que se vive en las calles. El secreto: en realidad los rostros mostrados fueron los de un grupo de voluntarios que colaboraron con la campaña de Cleanup.