Sí, sé que ya mucho se ha hablado sobre el tema, pero sólo quiero atizar más el avispero y poner sobre la mesa una noticia buena y otra mala.
Las notas alarmantes acerca de todos los empleos que la inteligencia artificial puede arrebatarnos, brotan tan efusivamene como esos mensajes de odio en las redes sociales de quienes destacan. Esta semana, una nota del Washington Post, basada en un reporte de la Oficina de Estadísticas Laborales (Bureau of Labor Statistics) en los Estados Unidos, señala que los puestos de empleo para los programadores de computadoras cayeron a su nivel más bajo desde 1980, leíste bien, cuando el internet ni siquiera existía. La noticia relaciona dicho efecto con el crecimiento de ChatGPT de Open AI.
Hace apenas dos meses, Mark Zuckerberg afirmó que la IA podría hacer el trabajo de programación de los ingenieros que tienen un nivel medio. No obstante, la industria mundial prevé un crecimiento del 17 por ciento en demanda de los programadores hacia el 2033.
En el ámbito del marketing en específico, hace sólo unos días, el diario El País ofreció un análisis sobre la IA y su labor como aliada o amenaza de los creativos publicitarios, pues como sabemos, la inteligencia artificial generativa crea textos, imágenes y ahora también videos, de vasta calidad y a gran velocidad.
De acuerdo con el informe This Year Next Year: 2024 Global End-of-Year Forecast de GroupM, las reglas del juego han evolucionado y el éxito en los próximos años requerirá de manera indispensable de equipos multidisciplinarios y el empleo de herramientas de IA. De hecho, predice que para el 2029, la nueva categoría que ya conforma la inteligencia artificial, representará una quinta parte del mercado publicitario.
También este mes, Adobe reveló que ya está implementando agentes de IA que las marcas pueden usar para genear mensajes basados en la navegación de sus clientes, y así eficientar todavía más su direccionamiento a sitios web.
Aunado a esto, más allá de las plataformas que todos conocemos, está la proliferación y continuo desarrollo de muchas otras especializadas en generación de contenidos, como vuela.ai, copy.ai, Writesonic, Jasper, Writer, Rytr, Grammarly y Hemingway Editor.
El terror para muchos, es ya toparse en las juntas de brainstorming con la IA, esa nueva e implacable integrante, que arroja en segundos un puñado de ideas accionables y deja a los participantes menos criticos en calidad de simples espectadores.
Personalmente, desde hace algunos meses me di a la tarea de probar diversas plataformas y comprobar en carne propia todo lo que se asegura.
El veredicto, resumido:
Hoy, la IA como herramienta en el quehacer del marketing y la comunicación, equivale al apoyo de un joven becario culto, freaky y sobradamente preparado. De momento, hasta ahí.
En cuanto a generación de textos, la inteligencia artificial ofrece un nivel de calidad bueno. Así, a secas, bueno. Quien asegure que iguala la calidad de un copywriter experto, denotará su pobre pobre conocimiento para distinguir un buen trabajo de redacción persuasiva.
En conclusión, la buena noticia es que, en el caso de los profesionales con experiencia y talento, la inteligencia artificial supone un extraordinario recurso para ahorrar tiempo, corroborar datos y afinar contenidos. Actualmente es, valga la comparación, el equivalente a ese becario aplicado a su trabajo y muy bien informado que, bajo nuestra directriz y experiencia, hace equipo con nosotros para obtener mejores resultados en menos tiempo.
Un becario que, como buen elemento, tiene también un aprendizaje constante para en poco tiempo, ganar el conocimiento y la experiencia necesarias para ocupar un puesto senior en el equipo.
En contraste, la mala noticia es que la IA (ese becario aplicado y bien informado) en manos de humanos con falta de experiencia y talento, no contará con el aliado cualifiado para competir con las duplas eficientes “Humano-IA”, esos equipos que mencionamos antes y que compaginan los atributos de la propia inteligencia artifical, con las habilidades propias de los humanos, como lo son la inteligencia emocional, el criterio natural y ese instinto (alimentado por las experiencias vividas) que es un diferenciador en nuestra especie.
¿De qué lado estarás?
Más columnas de Jaime Torres:
-
Escuchar antes de accionar
-
El fino (y efectivo) arte de la Simplicidad
-
Lo dicho, al nicho
-
5 errores de RRPP que aún se comenten (una y otra vez)