Cuando comencé mi carrera laboral a finales de los noventas, uno de los temas recurrentes en cualquier junta de trabajo era el de “Horarios Flexibles”, mas siendo abordado el tema con personal que residía en otras latitudes o países.
Siempre surgía la constante de que las juntas con otros países u oficinas tenían que ser coordinadas de tal forma que una o varias partes debía llegar a las oficinas mucho antes o retirarse mucho después del horario laboral para poder coordinar esfuerzos.
El tema se volvió mucho más popular cuando muchas ciudades comenzaban a presentar problemas serios de tránsito, lo que implicaba que un trabajador o empleado podía perder más de 3 horas en promedio diarias en su trayecto al trabajo o estar detenido por una marcha o protesta. Obviamente su rendimiento nunca iba a ser el mismo.
El tema del tráfico en efecto, se ha vuelto caótico, por más alternativas de transporte público, más áreas para bicicletas, pisos elevados y hasta dejar de circular obligatoriamente durante un día a la semana. Siempre parece que hay más, la burbuja crece y no se le ve un final feliz.
Gracias al tráfico y la evolución de la tecnología, así como otros factores, durante los noventas y principios del nuevo milenio las corporaciones revaloran algunas de las estrategias hacia los empleados, impulsando lo que se le conocía como “Hoteling” (pequeñas estaciones de trabajo u oficinas temporales en donde un empleado que viajaba podía conectarse y trabajar remotamente sin tener que llegar a la oficina).
Curiosamente, para el año 2015 el 24% de los empleados ya habrían realizado algún tipo de tarea laboral fuera de sus oficinas, ya sea en una cafetería, hotel o bien sus hogares. Fuente: Bureau of Labor Statistics. Y, se estima que para el año 2020, el 41% de los empleados no contará con alguna oficina física para laborar.
¿Pero por qué, si la tecnología como muchas otras cosas dentro de las oficinas o corporaciones es más flexible, rápida y más económica, permitiendo una mayor movilidad del empleado fuera de su lugar de trabajo, los números son tan bajos?
Tener una oficina cuesta y mucho; ¿no sería mucho más barato, dejar que los empleados trabajaran desde casa o una cafetería? La respuesta es sí, sin embargo, aún existen algunas barreras que derribar.
A continuación, las seis principales razones por las cuáles no eres libre de trabajar desde casa u otro lugar fuera de la oficina.
- Miedo al cambio. Los niveles directivos y medios superiores temen al cambio más que los niveles inferiores, no permitiéndoles salir de su zona de confort.
- Miedo a delegar. Ciertos niveles dentro de una organización no se sienten con la suficiente capacidad de delegar a otros, por lo tanto, la supervisión directa pierde relevancia.
- Falta de Confianza. Comienza siempre por uno mismo, se debe de confiar que el trabajo saldrá en tiempo y forma, razón por la cual al empleado hoy en día se le evalúa por objetivos previamente definidos y medibles. Y no por las horas que permanece dentro de una oficina.
- Falta de motivación. Los incentivos por laborar fuera de la oficina deberían de ser mayores, por ejemplo: mayor bono por productividad o bien por el ahorro de insumos, como son papel, agua o gasolina.
- Responsabilidad y ética. Seamos sinceros, al trabajar desde casa serás mucho más libre, es cierto, pero, ¿estás dispuesto a dar tu mejor esfuerzo? Siempre. Por cierto, ¡apaga la televisión!, ya te vi.
- Disciplina. Necesitarás y mucha, para cumplir con tus objetivos ya sea a la hora de levantarte, tomar tus alimentos o salir fuera de casa para visitar a un cliente o realizar una encomienda personal, no deberás de fallarte a ti mismo(a) ni romper el compromiso con la empresa.
Ciertamente para una empresa y sobre todo para el empleado traerá muchos mayores beneficios laborar desde casa, sobre todo este último obtendrá el tan anhelado balance de vida (personal/laboral).
Todo inicio cuesta trabajo, sin embargo, recomiendo comenzar por una área cuyas responsabilidades sean flexibles y sencillas de rastrear o medir, con esto me refiero a un pequeño programa piloto, que permita medir los resultados, realizar ajustes y expandir poco a poco dentro de otras áreas de la organización.
Si no generas confianza, proyectas disciplina y respeto, ¿cómo esperas generar lo mismo con un cliente, empleado o accionista, para que sea responsable y entregue los resultados que esperas desde su casa hacia la empresa?