Que fácil es decir que seremos felices para siempre y nos seremos fieles hasta que ¿el marketing nos separe?
Y no, no estoy hablando de los votos del matrimonio, estoy hablando de los votos que hace una empresa y su nuevo empleado, por ejemplo: entre una empresa y su nuevo director de marketing.
Al inicio, sucede que todo es un verdadero paraíso y ambas partes están fascinadas. La empresa ha conquistado a un gran talento, y por otro lado el director de marketing ha conquistado un corporativo en el que desea ver edificado parte de su legado de mercadotecnia.
En este lugar, el mercadólogo desea construir, aportar y lograr la tan anhelada evolución en la estrategia de mercadotecnia de la que todo mundo habla. Pasan los días, las semanas y los meses, y el mercadólogo en cuestión, no entiende por qué todas sus propuestas son declinadas, o en un momento dado, son aprobadas un día y canceladas al cabo de unas horas.
A pesar de esta hostilidad, toma un respiro e intenta reconstruir de las cenizas un departamento de marketing que encontró devastado, pone toda su pasión en ello y al final de la jornada se da cuenta que sus esfuerzos han fructificado un poco, sin embargo sabe que faltan muchas acciones para liberar todo el potencial que esa empresa puede alcanzar.
Por todos los medios posibles y con la información y elementos que tiene, hace un nuevo intento presentando un resumen ejecutivo mostrando un análisis de ROI con la poca inversión que se ha hecho y los resultados que pueden alcanzar con la nueva estrategia de marketing que propone, mencionando y argumentando las acciones más importantes que deben implementar la empresa para que a través de ellas puedan colaborar en el logro de los objetivos.
Mencionó solo algunas:
– Branding.
– Estrategia de comunicación y contenido.
– Relaciones públicas.
– Marketing on line y off line
– Estrategia de marketing digital y social media.
– Acciones BTL y ATL.
Una estrategia inteligente de mercadotecnia es algo mucho más estructurado que tiene dos elementos: inversión y tiempo.
La inversión es necesaria para lograr hacer crecer una marca y el tiempo es un factor importante, ya que no sucede de un día para otro, es algo que debe ser constante y en un periodo determinado mediante un excelente seguimiento y monitoreo, se podrán ir mostrando los resultados positivos.
Al encontrarse con algo así, el stakeholder se aterroriza, su cara y comentarios expresan duda, desconfianza, incertidumbre y un total desconocimiento de lo que significa la mercadotecnia. He subrayado total desconocimiento porque en mi experiencia es ahí donde radica la razón del rechazo a construir una estrategia de marketing, por la falta de visión de algunos CEO’s que piensan que la mercadotecnia es publicidad y que solo es para hacer branding, cuando en realidad es la integración de distintos elementos que consolidan una estrategia de 360 grados.
Y a pesar de los beneficios que le puede aportar el talento de una mente brillante como su nuevo director de marketing, el CEO decide frenar su trabajo con negativas a sus propuestas hasta que llega un día en que le dice: “Esta empresa no está preparada para un marketing tan evolucionado, no es lo que necesitamos, así que agradezco tu labor pero prefiero continuar sin una estrategia de marketing.”
Es el tan temido y odiado “No eres tú, soy yo”. ¡Que absurdo y retrógrado argumento!
Es un total golpe bajo para un profesional en marketing. Se preguntarán ¿qué viene ahora? Qué pasa después de que habían jurado ser fieles hasta que el marketing terminó por sepáralos.
Como todo en la vida, hay un principio y un final, un profesional en marketing acepta la decisión aunque no sea justa y se retira con toda la elegancia y clase que lo caracteriza, no se obstina en educar a quien no quiere ser educado.
Así es cómo terminan los votos entre corporaciones y mercadólogos, en un quiebre irreparable y decisivo. La mayoría de las veces el CEO termina arrepintiéndose por lo que dejó ir.
El verdadero mercadólogo, aquel que realmente siente pasión por su trabajo, aquel que cree en la evolución del marketing, difícilmente se rinde y prefiere continuar en su búsqueda para llegar a esa empresa en la que sí pueda dejar un legado a las nuevas generaciones de marketing, porque aquellos que creemos en la mercadotecnia y la elegimos como profesión nunca cambiaremos nuestros votos y siempre diremos así:
“Querida mercadotecnia, prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en las acciones online y offline, en el marketing tradicional y digital, en el ATL y en el BTL, haciendo con cada acción una estrategia que genere un ROI y posicionamiento de la marca que tengamos en nuestras manos, en cada día, en cada temporada y en cada programa de lealtad, poniendo en lo más alto tu nombre y no permitiré que ninguna empresa o colaborador que no te respete nos separe”.