A diferencia de hace algunos años, en la actualidad existen distintos canales para comprar un producto: si bien uno puede seguir yendo al punto de venta para adqurirlo de la manera tradicional, ahora también lo puede comprar por medio de unos cuantos clics. Sin embargo, también existen puntos intermedios, que involucren tanto lo digital como lo tangible (por llamarle de algún modo). un gran ejemplo de esto es lo que se conoce como webrooming, uno de los conceptos que está ganando cada vez más popularidad entre los clientes de distintas firmas.
Si se piensa realizar el webrooming una de las primeras cuestiones que se tienen que tomar en cuenta es que el cliente buscará aquello que quiere comprar en internet. O sea, buscará información, verá qué otros artículos similares existe, cuáles son sus cualidades y sus costos. Esto obliga a las marcas y a los e-tailers a tener que trabajar en primer lugar en su SEO, con la finalidad de que, cuando alguien busque un cierto bien, el sitio web de la empresa salga al menos en los primeros puestos.
A propósito del sitio web de la firma, también es necesario que cuente con una estructura sencilla, intuitiva y que facilite la navegación, con la finalidad de que el cliente pueda transitar por ella con facilidad. Sobre el espacio digital, también habrá que decir que es necesario que los productos que ahí se ofrecen tengan descripciones claras y al menos de dos a tres fotos en alta resolución, para que sean una buena referencia para los clientes y los ayuden a tomar su decisión de compra.
En el webrooming, los shoppers tienden a revisar los comentarios y recomendaciones de otras personas, por lo que es necesario que no sólo la calidad de los productos que se ofrecen sea la óptima, sino que también se ofrezca un buen servicio y atención al cliente, para que la gente la recomiende y que su percepción (y la que generan en otros) sea positiva.