¿Cuántos correos de marcas y empresas reciben en su cumpleaños?
Yo no me había puesto a pensar en eso porque de cierta manera ya lo siento muy normal y en automático hago caso omiso y mando el mail a la papelera.
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Durante el mes de nuestro cumpleaños, las marcas empiezan a enviarnos correos y mensajes de teléfono con felicitaciones. Diseños estándar donde cambian el nombre del destinatario para darle ese toque personalizado y crear una cercanía en un periodo o fecha bastante emocional para nosotros.
Todo esto, cabe mencionar, gracias al big data que conecta todas las bases de datos donde estamos registrados.
Pero siendo honestos ¿a quién le importa?
Que el banco que odiamos, el candidato político que ni conocemos, la aerolínea que no nos quiso cambiar un vuelo, el restaurante que hace mil años no vamos o la página web que alguna vez nos pidió nuestra fecha de nacimiento nos desee un feliz cumpleaños, no logra emocionarnos ni conectar con nosotros.
Y es que parece que no le “echan ganas”, como si fuera sólo por cumplir.
El cumpleaños está bastante desperdiciado por las marcas. Y lo digo porque es la fecha en que tenemos grandes expectativas de todo lo que nos sucede en el día.
Si nos ponemos a pensar, esta fecha es importante para todos. Es el día en que esperamos que hasta aquella amistad en el olvido, se manifieste.
Todo el día estamos al tanto del teléfono, el mail, las redes sociales y por qué no, hasta de un mensajero que traiga una sorpresa, porque es el día del año en que incrementa exponencialmente nuestra popularidad.
Pero algo que han olvidado las marcas es que no se trata de decir ¡Felicidades! únicamente, sino de ser parte del festejo que deseamos, pero les falta creatividad.
¡Pensemos shopper!
Cuando cumplimos años, sabiendo que seremos el centro de atención, queremos lucir espectaculares. Oportunidad para las estéticas, boutiques de ropa, incluso para pequeños créditos bancarios de facilitarnos el objetivo.
Queremos reunirnos a festejar. Oportunidad para un restaurante, bar o lugar de entretenimiento de ofrecerse como sede del festejo.
Esperamos recibir mensajes y regalos de la gente que apreciamos. Oportunidad de las marcas para conectar con nuestros contactos. Y nos consta que tienen acceso a ellos pero no los aprovechan lo suficiente.
Regalarnos producto no es la única manera de hacernos felices en este día, no es negocio para las marcas y tampoco es lo que queremos.
Pero si las marcas, más allá de enviarnos un mensaje de felicitación, nos ayudaran a vivir este día de forma especial con nuestros seres queridos, harían una gran diferencia.
Este tema emocional las haría ganarse un lugar en la mesa del festejo y ser recordadas al menos durante todo el año que nos abre las puertas.
Y aunque no hace falta que lo mencione, generarían muchas ventas, porque el alcance no seríamos sólo nosotros, sino todos los que nos acompañan en este día.
