Hace un tiempo estuve colaborando en la industria automotriz y me encontré con que el mayor tomador de decisiones únicamente gustaba de los gráficos de pay, lo que dificultaba enormemente presentar la información y que además hiciera sentido en una gráfica de ese tipo.
Este tema cobra aún más relevancia en este momento en que una gran parte de las empresas están buscando volverse digitales y tienen la necesidad de mostrar la información de una manera mucho más ágil y que cada vez más los gráficos hablen por sí solos y que no se tenga la necesidad de explicarlos.
Aún más importante cuando se están creando dashboards ya que a pesar de que hemos evolucionado en la obtención de información (tanto en agilidad como en cantidad y calidad) aún no llegamos al punto en el que verdaderamente expresemos lo que queramos decir a través de un simple gráfico.
Les explicó un poco más, cuando mostramos información de la manera incorrecta, el mensaje no llega de manera adecuada y se pueden tomar decisiones erradas o de manera no oportuna. Si no tenemos claridad en lo que quiere mostrar o evidenciar un gráfico tendremos que pedir mayor detalle ocasionando retrasos en la toma de decisiones. Y al final de cuentas no es más que un tema de lógica y sentido común: si estamos buscando ver la evolución de algo, deberíamos utilizar una gráfica de líneas de manera que podamos ver dónde empieza y dónde termina esa evolución y detectar donde se encuentran las áreas de oportunidad.
Si lo que queremos mostrar son participaciones, una gráfica de pay sería correcta, pero si buscamos mostrar los valores de distintos indicadores o conceptos, la de barras sería la más indicada.
Esto tiene que ver también en cómo está estructurado nuestro cerebro para recibir e interpretar la información.
Generalmente cuando algo positivo está escrito en color rojo nos alarma y sobresalta dado que la connotación del color rojo es negativa, luego entonces debiéramos utilizar otro color. Bueno, pues lo mismo pasa con los distintos estilos de gráficos, cada uno se interpreta de manera distinta en nuestro cerebro.
En fin, pareciera un tema sencillo la elección de un gráfico pero él no hacerlo adecuadamente puede llevarnos a un camino largo o peor aún a un camino equivocado.