El fútbol no se gesta solamente con un partido y la mayor cantidad de goles que consiga algún equipo para ganar, su esencia va mucho más allá de los tres palos de una portería, de una inmensa tribuna, de los 120 metros de longitud que mide una cancha. El fútbol se juega en la casa, en el trabajo, en la escuela, en la playa, en la nieve, en la calle, en la azotea, en el patio… A donde viremos, el fútbol nos consume y no lo podemos evitar.
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¿Quién no se ha transformado en Maradona al caminar por la acera? Vemos una lata y la pateamos una y otra vez por más de dos cuadras, incluso sorteando a los automóviles al cruzar la esquina y en cualquier punto mediático nos inventamos una portería.
En mis viejos tiempos escolares, que prácticamente se gestaron en la década de los ochenta, el verdadero merchandising era sólo una utopía que surgía de la imperante necesidad por patear algún objeto para calmar las ansias de ese ímpetu goleador que llevamos dentro como cualquier infante. Cómo olvidar los envases de plástico de cierta marca de bebidas endulzantes que se rellenaban con papel o envolturas de otras marcas para hacerlo más resistentes durante las retas de la “cascarita” a la hora del recreo. Si el envase plastificado no resistía más, ¿qué más daba? si en la cooperativa de la escuela podíamos adquirir otro “balón”, para seguir cascareando.
Con el paso del tiempo, poco a poco la mayoría de las empresas le han ido dando una forma redonda a sus estrategias de marketing, pues ahora más que nunca saben cómo llegarle a la gente, pues hasta los más ajenos al balompié no resisten al impulso de disputar un duelo o de someterse a algún tipo de prueba futbolera, sin importar las condiciones en que ésta se lleve a cabo.
Aunque no haya una gratificación de por medio, en tiempos de fútbol especialmente las marcas recurren a todo tipo de estrategias, sobre todo si el patrocinio va implícito en un estadio de fútbol. Con los ojos vendados, con los pies amarrados, con costales, con toques eléctricos y hasta con automóviles en pleno terreno de juego, el fútbol ha desplegado un sinfín de emociones y de ideas creativas, para mantener intacto el don de la inmortalidad con el deporte más disputado en todo el mundo.
Aquí les comparto algunos ejemplos que me he topado en la red del que llamo el fútbol más sui generis y a la vez divertido, lo que nos hace pensar que cualquier aficionado es el target perfecto, sin importar el giro de la empresa.
Fútbol con toques eléctricos
Bubble futbol
Car fútbol
Fútbol a ciegas