Ante la catástrofe ocasionada por el pasado terremoto del 19 de septiembre en México, han surgido miles de héroes, pero la imagen del heroísmo histriónico se concentra en sólo un personaje: Frida. ¿Por qué?
Primero pusimos nuestra ilusión en Frida Sofía, la niña atrapada en los escombros de un colegio, que incluso hasta había pedido agua y valientemente aguardaba a ser rescatada. Después vino la desilusión, Frida Sofia existía solo en la imaginación colectiva y el golpe psicológico logró que miles de personas se volcaran contra los medios de comunicación por crear una infamia de ese calibre. Al final, no se supo quién la ideó, pero eso era lo de menos, necesitábamos una figura heroica a quien atar nuestros removidos sentimientos y se había desvanecido de la misma manera de la que llegó.
Héroes había muchos, basta con mirar en las calles, en las redes sociales y en los medios de comunicación. Rescatistas de diferentes países, mexicanos que lo dejaron todo para ayudar y otros que buscaron el cómo si hacerlo. Pero no tenían cara, un empaque, una imagen, en pocas palabras; no había una marca palpable que fuera la cara del optimismo y el consuelo.
Entones llegó Frida, esta vez sin el “Sofia” y tampoco en la imagen de una inocente niña. Frida es una perra entrenada para el rescate que pertenece a la Marina de México. Se le atribuyen más de 50 rescates y por ello se convirtió rápidamente en nuestra heroína. Lo tiene todo, lealtad, logros y una imagen simpática y empática para cualquiera. Vino a sanar las previas fake news de la escuela Rébsamen y a apaciguar las aguas provocadas por el invento de la niña fantasma.
La reacción no se hizo esperar, pronto surgieron camisetas, calcomanías, galletas, dibujos, cuadros, memes, entrevistas y hasta una perrita tejida que representaba a Frida. Teníamos una imagen fuerte de la esperanza, del heroísmo representado esta vez en un noble animal mexicano y además perteneciente a nuestro ejército.
Pero Frida es más que una simpática perrita rescatista, más que uno de los varios animales que han estado trabajando para encontrar a gente viva entre los escombros. Frida simboliza aquello que necesitábamos pero que no sabíamos qué era. Es la original imagen de una perra con lentes de protección y botas, que fácilmente reconocemos y relacionamos con la situación actual, al menos en la Ciudad de México. Representa al ser extremadamente noble que da todo por salvar vidas desinteresadamente. Ése que ya estaba en la multitud y era toda esa gente que ponía su granito de arena para ayudar como pudiera y cuanto más pudiera, pero ahora le pusimos rostro.
Frida es el símbolo que quizá no tenga tu marca. Es la imagen de un momento que se quedará ahí, que trascenderá al tiempo y se hospedará en nuestro recuerdo. Frida no es sólo una perrita valiosa, es una marca que queremos, que nos creamos, que nos da luz en momentos de desesperanza y es lo que ahora queremos consumir.