Desmenucemos el asunto: El 14 de febrero no celebramos al amor y la amistad por si solos, homenajeamos historias, aquellas que nos unen. Festejamos que siguen vivas y damos regalos no sólo para conmemorarlas, sino para tratar de preservar su fuego (dejemos este insight por un momento, lo retomaremos más adelante).
Las ventas derivadas del Día del Amor y La Amistad dejarán una derrama económica de 21 mil 495 millones de pesos en México, de acuerdo a la CONCANACO y SERVYTUR. Esto representa un incremento del 3.1por ciento con respecto al mismo período del 2017.
Los hoteles y moteles registrarán un incremento del 3.6 por ciento, mientras que en el caso de las flores, dulces y chocolates será del 3.5 por ciento. En restaurantes, cines y centros de esparcimiento, se estima que el aumento sea del 3.3 por ciento.
De acuerdo con CONDUSEF, se prevé también que el 79 por ciento de los mexicanos haya celebrado San Valentín en este 2018, que los hombres hayan gastado en promedio 1,334 pesos y las mujeres 833 pesos. Por su parte, según el portal Tindeo.mx, el 33 por ciento de quienes celebran la fecha gastará en una cena o comida romántica, el 15 por ciento invertirá en ropa, un 7 por ciento en chocolates y dulces, el 7 por ciento en flores, el 5 por ciento en un perfume o fragancia y el 3 por ciento en algún viaje para celebrar el amor.
El estudio realizado por el mismo portal, sugiere que el número de personas que festejarán el Día del Amor y la Amistad, subirá 22 por ciento con respecto al año pasado.
Estos números son claros y contundentes, más para quienes se rigen en mayor medida por el pensamiento racional y para las áreas de finanzas. Nos dan una mejor idea de la relevancia de la época con respecto al consumo derivado del festejo en cuestión, no cabe duda. Pero más allá de los aumentos en ventas de ciertos productos y servicios, es necesario irnos al corazón de las decisiones de compra para desde ahí, comunicar. Ahora sí, retomemos el insight del primer párrafo. Esto es muy claro para los especialistas en Neuromartketing por ejemplo, saben bien que nuestras decisiones de compra se gobiernan más por las emociones que por la razón. Y las emociones surgen de las historias, de los sucesos que las forman.
Todo tiene una historia, una que empieza o que continúa. Así que, sería un desperdicio supeditarnos sólo a los productos o servicios clásicos de la celebración, pudiendo aprovechar todas esas historias que conciben emociones, en este caso, las más poderosas que existen: el amor y la amistad.
Aquí algunos ejemplos de acciones publicitarias enfocadas en la creación de historias como estrategia, más que simplemente en la venta de un producto o servicio o la mera celebración de la festividad. Pues lo que adquirimos son precisamente historias, y lo hacemos mediante una marca que nos lleve a vivirlas.