Si obtenía buenos resultados en mi escuela, mi padre me llevaba a comer a BurgerBoy. No existían los McDonald’s en mi identidad como cliente. La felicidad plena consistía comerse una BrontoBurger y jugar con los dinosaurios miniatura que te regalaban con la compra de tu comida. Era una hamburguesería a la mexicana. Con sus aciertos y muchos errores.
Hoy en una nota casi escondida en la sección de negocios del periódico Milenio, me enteré de la estrategia fallida del retorno de la añeja marca generacional -Que nos preparó a los niños mexicanos de la Generación X para idolatrar a McDonald’s y meternos al vicio de la pasión por las hamburguesas-. Me sentí muy triste.
Cuenta la nota que la marca mexicana amenazaba con regresar al mercado. Con un golpe emocional de nostalgia desde 2015 prometieron un plan maestro para regresar con todo. Y parte de ese plan era abrir brecha en el retail con carne congelada, papas y refresco con su identidad de marca. Ni Walmart ni Comercial Mexicana tienen ningún producto de BurgerBoy, como dijeron en sus planes en 2016. Prometieron también que arrancarían además del retail para abrir camino, también con siete unidades en alguna parte de Querétaro, Monterrey, Guadalajara, Ciudad de México, Morelos y Guerrero. Y no están, no cumplieron.
Caray, en este momento del mundo, ¿dónde quedaron las marcas con nostalgia? ¿Dónde están las marcas fuertes mexicanas? ¿Dónde está lo artesanal y lo hecho en México? ¿Dónde quedó mi nostalgia? ¿Mi infancia y mi BrontoBurguer?
Tal parece que se fueron para ya no regresar más. Espero verte de vuelta BurgerBoy y también exijo de vuelta a ese niño que era el más feliz. Hoy más que nunca nos hace falta retornar a nuestra nostalgia, al nacionalismo inteligente y generoso. Nos hacen falta nuestra marcas propias y mucha parte de nosotros mismos. Por favor ya regresen. Los necesito.
