Vivimos en un mundo convulso, síntoma de un malestar generalizado por distintos padecimientos en órdenes económicos, sociales y particularmente políticos. Una prueba clara de esto radica en la región de Hispanoamérica, donde una ola de protestas se ha ceñido en distintos países, como Chile o Bolivia. Específicamente esta última nación era gobernada por Evo Morales, quien acaba de renunciar a su cargo la tarde de este domingo 10 de noviembre, después de que sus opositores y que incluso algunos altos mandos militares dieran exigieran su pronta dimisión, de acuerdo con información de la BBC.
Las protestas contra Evo Morales, quien llevaba 14 años como titular del ejecutivo boliviano, surgieron a raíz de los resultados electorales del pasado 20 de octubre, después de que el Tribunal Superior Electoral (TSE, por sus siglas), con tan sólo un 83 por ciento del conteo rápido y apuntando a una posible segunda vuelta entre Morales y Carlos Mesa, ex presidente boliviano y opositor del actual gobierno, decidió suspender cálculo, el cual fue retomado un día después y que levantó suspicacia generalizada, después de colocar al ahora ex mandatario al frente de las elecciones.
La suspicacia a raíz de las decisiones y los resultados mostrados por el TSE no sólo surgió al interior de Bolivia, sino también al exterior, puesto que la Organización de Estados Americanos (OEA) también destacó la improbabilidad estadística que, con tan sólo un 10 por ciento de diferencia entre el primer conteo y el segundo, Evo Morales se pudiera colocar a la cabeza de las preferencias.
Esto, además de la protestas, orillaron a que la mañana de este domingo 10 de noviembre, Evo Morales, aún al frente de la presidencia de Bolivia, anunciara que se volverían a llevar a cabo las elecciones presidenciales en el país sudamericano, de acuerdo con información de La Vanguardia.
Sin embargo, dicho anuncio no logró reducir las tensiones, las cuales, hace algunos días alcanzaron uno de sus puntos más álgidos, después de que la policía de Bolivia realizara un “motín” y se revelara contra el gobierno liderado por Evo Morales. Otro punto clave, y quizás el decisivo, fue cuando Williams Kaliman, comendante de las Fuerzas Armadas de Bolivia, instó al ahora ex titular del ejecutivo federal a que renunciara a su cargo.
La declaración se realizó a través de un mensaje televisado en cadena nacional en el que Evo Morales anunció su renuncia y comentó que su “pecado es ser indígena”. Dicho anuncio fue presentado de manera conjunta con su vicepresidente Álvaro García Linera, quien también anunció su dimisión con estas palabras “el golpe del Estado ha sido consumado”, de acuerdo con datos de la BBC.
La renuncia del ex mandatario llega 14 años después, lapso en el que la economía dejó de ser manejada en dólares (en 2006, el 85 por ciento de las transacciones se hacía en dicha moneda) y comenzó a ser usada la divisa local (según información del medio local Telesur, su utilización marca hasta el 99 por ciento); mientras que para este 2019, de acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) sugiere que el Producto Interno Bruto (PIB) crecería un 4 por ciento; sin embargo, es posible que dicha cifra se reduzca ante la actual inestabilidad política y a raíz de un gobierno acéfalo.