Es completamente cierto que el comercio convencional ha pasado por un periodo de transición. Ya no sólo se pueden vender productos u ofrecer servicios de manera personal, cara a cara, sino que ahora sólo hace falta que el cliente ingrese desde algún dispositivo electrónico como por ejemplo un teléfono inteligente o una computadora de escritorio para adquirir algún artículo. Esto ha planteado a las empresas la necesidad de digitalizar su retailer, para tener una mayor cobertura del mercado.
¿Esto implica que una empresa tenga que cerrar su punto de venta físico para sólo tener su retailer digital? Por supuesto que no. Para que una empresa logre ser verdaderamente competitiva, es necesario que cuente tanto con un espacio físico como uno electrónico para ofrecer sus productos.
Una empresa que tenga un punto de venta físico permite que los clientes tengan un espacio para observar e interactuar con los productos. En otras palabras, de vivir la experiencia de compra. Pero también puede ser de gran ayuda para que sea un punto de entrega de la mercancía que los clientes compran en el retailer electrónico.
Sin embargo, una empresa que además cuenta con un retailer digital puede llegar a un mercado mucho más amplio, lo cual puede llegar a incrementar considerablemente el posicionamiento de la marca que representa la compañía, al mismo tiempo de que también puede generar más ingresos.
Mientras que en el punto de venta físico una empresa cuenta con un espacio limitado, con un retailer digital se pueden poner en venta muchos más productos, lo cual no sólo incrementa la oferta, sino que también aumenta la posibilidad de satisfacer de modo más completo las necesidades de un cliente.
Sin embargo, y es importante hacer énfasis que una tienda digital no sustituye a la digital y viceversa. Ambas unidades de negocio, aunque tienen necesidades distintas, pueden coexistir sin ningún problema.