Cuando surgió el marketing de manera formal, en 1902 cuando un profesor de la Universidad de Michigan creó la palabra, en una primera instancia se centró en la generación de productos, sin importar si había demanda o no de los mismos. Tiempo después, los empresarios vieron que este enfoque resultaba impráctico, por lo que buscaron una nueva visión de negocios centrados en las ventas. Se podría considerar que fue en este periodo cuando se concretaron las dos principales ramas que surgen de la comercialización: la directa y la indirecta. ¿Cuáles son las indicaciones para llevar a cabo la primera?
Una de las primeras recomendaciones para realizar una venta directa es conocer perfectamente el producto que se quiere comercializar. Cuando se conocen sus cualidades es mucho más sencillo presentar al público meta las bondades con las que cuenta y los beneficios que podría obtener a partir de ellas, aspecto que servirá como punto de apoyo para llevar a cabo la comercialización.
Si se tiene una fuerza de ventas que realiza el trabajo, la necesidad antes mencionaba debe ser absorbida por ellos, además de que la gente tendrá que estar bien capacitados en distintas técnicas para vender. Entre los aspectos que deben de dominar se encuentra la facilidad de palabra y el trato con las personas. Un vendedor que no sabe utilizar su principal herramienta, la palabra, no es de mucha ayuda en el negocio.
Otro de los aspectos que deben considerarse es los espacios en los que se colocará la fuerza de ventas. Se deben buscar lugares estratégicos, por ejemplo, espacios cerca de donde se encuentra el producto o de la línea de cajas, para que la compra se cierre más rápido.
Es importante llevar a cabo una medición del desempeño que se está realizando, para estar en una constante optimización.