Inspiración, esa “magia interna” que viene cuando quiere, y de la misma forma se larga sin casi aviso.
Y cuando se trata de escribir, pues ya sabes, a veces vas de tema en tema, de frase en frase, y nada pasa el examen de tu propio criterio, ese mismo que te dice, que todo lo que has escrito es “regular o promedio”.
Como profesional de marketing y comunicación, puedo dar algunos tips que me han funcionado, y me funcionan hasta hoy. Y decirles que: sí, ¡hay vida después de la página en blanco!
- Si puedes elegir, escribe sobre aquello que te guste y que manejes. Es importante que al escribir sobre “eso” experimentes un estado de “flow”: te sientes capaz de hacerlo, lo disfrutas, y te resulta un desafío alcanzable. Si aquello sobre lo que escribes no te interesa a ti, no resultará interesante para nadie.
- No seas (tan) duro contigo mismo: no vas a componer la Novena Sinfonía, vas a escribir.
- Por lo mismo, no pases mil horas escribiendo el primer párrafo. Solo escribe, ya habrá tiempo de darle un toque final al resultado (quitar, agregar, modificar).
- Toma distancia de lo que has escrito (literalmente, haz otra cosa por un rato). Esto mejora la objetividad, la creatividad y la capacidad de síntesis. Alguien me dijo una vez: escribe, toma un descanso, después vuelve y quita el 50%, repite y quita otro 50%. Sí, con el 25%, te quedas.
- Piensa en el usuario/lector. Dentro de lo que te interesa, escribe contenidos relevantes y digeribles. Evita los párrafos eternos. Quien lee, raramente completa la lectura completa. Sé creativamente concreto.
- Siempre, sé tú mismo. Trata de reconocerte en lo que has escrito, pon tu toque personal, es la única forma de disfrutarlo y de tener tu propio estilo.
- Y si además de eso ¿SEO? Si estas escribiendo para un blog, mi consejo es que escribas, y después te ocupes de las palabras claves, titles, meta titles.
- Ordena el espacio donde vas a escribir. Habrá muchas fotos o historias de genios creativos en un escritorio colmado de papeles, pero créeme que es más mito que realidad.
- La inspiración o una gran idea, pueden venir en cualquier momento, dale la bienvenida, lleva algo para anotar, siempre (en mi caso, me valen las notas del móvil).
Así que ya sabes, ¡hay vida después de la página en blanco! ¡Y a escribir!