Ricardo Cucamonga, creativo, escritor y creador de Cindy La Regia, siempre me prende la mecha en este tipo de temas. Es de mis amigos más intensos, querendones y de los que más admira mi creatividad y trayectoria. Y tiene mucha razón. Su edad centenaria siempre se la dará. Totalmente cierto, por ahí hay muchos que quisieran desaparecer de Internet, por sus actos, sus hechos y la consecuencia de sus comportamientos reprochables.
El Yo digital es eso que vaciamos de nuestra esencia en los diferentes dispositivos digitales que usamos todos los días. Es un triángulo que contiene tres principales ejes de nuestra mente o psique en una influencia de Freud, psiquiatra del siglo pasado: El Ello, El Yo Y el superyó. Todo contenido en una vida o plataforma digital. En resumen, el Ello contiene las pulsiones, impulsos y deseos. El Superyó es el conjunto de valores morales y creencias en las que proyectamos la mejor versión de nosotros mismos y el Yo es el mediador entre el Ello y el Superyó.
¿Es posible desaparecer lo que fui en mis redes sociales?
Sí, pero como borrar un tattoo cuesta mucho más dinero que hacerlo. Hay empresas especializadas en desaparecer contenido de personas en específico en Internet para borrar sus huellas. Se trata de un proceso inverso de generación de contenido. Sí, totalmente al revés. Se trata de un proceso muy meticuloso, de ir cintenido por contenido pidiendo a editores que bajen los contenidos y esto, realmente cuesta dinero, trabajo y tiempo. Por otro lado, Facebook, por Cmbridge Analytica resultó un gran salpicador de Yo Digitales, usados indiscriminadamente.
Cada vez es más frecuente y ojo, los centennials que son las generaciones más jóvenes, que la gente se quiera esfumar de Internet y de su huella digital o vida digital. Tambien por cuestiones de trabajo o simplemente por privacidad. Mientras unos ansían ser googoleados, otros no quieren aparecer. Pretenden regresar al origen. A las paleo fantasías.
Más vale crear una marca personal digital auténtica que me impulse a un Yo digital que me demerite
Todo se resume al cuidado de una marca personal, como algo único, auténtico, que sume contenido positivo a otros. Y por supuesto que generemos contenido personal que como un tatuaje, sabemos que la vida digital no perdona. Y es imposible de borrar. Hace poco una jefa me comentó qué fue lo que la ayudó a decidir a cuál de sus empleadas despedir por falta de presupuesto. No tuvo que pensarlo mucho, despidió a la que juzgó más fiestera por lo que publicaba en sus contenidos redes sociales. “Era la que siempre llegaba tarde y se publicaba alcoholizada con sus amigas, todos los fines de semana, en sus historias en Instagram”.
Por eso mismo, es indispensable saber qué publicamos, cómo lo publicamos y por qué lo publicamos cuando lo publicamos en nuestro Yo digital. Ya lo saben, es casi imposible desaparecer en Internet, o tienes que contratar caro a alguien para que te desaprezca o borre de lo vida digital de los otros. La otra es cambiar de avatar o marca personal y generar un contenido contrario al que ahora hacíamos.
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