Jamás había tenido tantas charlas con familiares, amigos, clientes y conocidos acerca del futuro. Estamos acostumbrados a contarnos cómo nos fue o cómo nos está yendo, pero pocas veces hablamos de cómo nos va a ir. Por primera vez todo el planeta está “futureando” al unísono y eso genera una energía muy poderosa.
Esta crisis ha conseguido lo que muchos activistas (incluyendo ambientalistas, feministas y demás “istas”) han intentado lograr sin éxito por tanto tiempo: que hoy todos estemos verdaderamente preocupados por lo que pudiera llegar a pasar, ocupados en dilucidar cómo tendremos que cambiar para enfrentarlo y tomando acciones en consecuencia. Sin buscarlo, nos hemos convertido en un ejército de innovadores, con capacidad de iniciar una revolución realmente positiva y transformadora.
¿Cómo sucedió? En el último tiempo, nos hemos visto obligados a repensar muchas cosas que dábamos por sentado y que veíamos imposible que se modificaran de alguna manera en el corto plazo. Tuvimos que cuestionarnos acciones tan básicas como salir de nuestras casas o pararnos cerca de otra persona y eso, en mayor o menor medida, nos llevó a todos a buscar soluciones alternativas.
Así como esta tragedia mundial está provocando cuantiosas muertes, también abre la posibilidad a millones de renacimientos. A su paso, dejará una estela oscura y densa, mezclada con un transparente mar de oportunidades para evolucionar de manera conjunta hacia algo mejor.
No hay tiempo que perder ni acción que procrastinar.
Tenemos que poner manos a la obra. Tomar las riendas de nuestros destinos. Cambiar todo eso que nos hacía falta cambiar, de manera individual y comunitaria. El momento es ahora. Revisa tu diario. Tus notas. Retoma esas ideas “locas” que traías en la cabeza – o piensa nuevas – y échalas a andar. Es hora de hacernos “Beta testers”. Ejecuta sin demasiado análisis. Ya habrá tiempo para ver si funcionó o necesita ajustes, pero al menos pondrás en marcha la nueva versión 1.0 de tu vida o la de tu Organización.
Provocar cambios medulares en tiempos de bonanza, genera aversión (¿Por qué voy a hacerlo diferente si así está funcionando lo suficientemente bien?). El contexto actual, por el contrario, hace que los seres humanos abracemos la necesidad de transformarnos y entremos a la zona de dis-confort flojitos y cooperando.
No importa si el escenario que viene es un regreso a la normalidad, una nueva normalidad o la desaparición del concepto de “normalidad”, que muchas veces seda nuestro progreso. Aprovechemos este preámbulo para iniciar un proceso de evolución que permita que la próxima realidad nos encuentre reinventados.