La generación millennial de los Estados Unidos no fue determinante para darle el triunfo a la candidata demócrata Hillary Clinton. Una apuesta que jugó la candidata para poder arrebatarle el voto a Donald Trump.
Como podemos ver en las encuestas de salida, la generación del milenio (jóvenes entre 20 y 35 años) no fue determinante para que Hillary Clinton ganara las pasadas elecciones en los Estados Unidos. Pese a que siempre sus eventos estaban repletos de jóvenes, no fue suficiente la apuesta que hizo para ganarse su sufragio. A diferencia de Barack Obama, que sí le resultó su estrategia con los jóvenes, en esta ocasión la candidata demócrata no logró que esta fuerza pudiera darle la presidencia.
Si hubiera logrado la simpatía de los millennials en su totalidad, estaríamos hablando de la primera mujer en ser presidenta de los Estados Unidos.
Los datos duros, nos arrojan varias reflexiones:
Respecto al origen étnico, como era de esperarse, Trump se llevó el triunfo con los anglosajones, mientras Hillary arrasó con las llamadas minorías. Y en cuestiones de género, podemos vislumbrar que el ser mujer no es un factor para ganarse la simpatía de personas del mismo sexo. Si así fuera, Hillary sería presidenta.
Encasillar a los millennials en un solo grupo
Tal como sucedió con el Brexit, el voto de los millennials no fue suficiente para revertir una decisión, lo que nos habla nuevamente de la variedad que existe en este grupo.
Por lo general se encasilla a los millennials en un grupo por edad, mientras que su ideología, posición económica y sobre todo circunstancia de vida hace que sea un grupo muy diversificado. Probablemente ese fue el error de Hillary Clinton, que también cometen muchas marcas al realizar sus campañas de comunicación.
Hay millennials que son esposo/as, padres o madres soltero/as, algunos viven con su familia, otros viven solos. Tienen diferencias económicas enormes y el mensaje, por lo tanto, no debe ser el mismo. La comunicación para una esposa sin hijos de 30 años debe ser muy distinta a la de una madre soltera de la misma edad.
Cuando entendamos que no podemos encasillar a un grupo por su edad, sino por su circunstancia de vida, en ese momento tanto políticos como marcas podrán dirigir bien su mensaje y llegar al target adecuado.