El gobierno de Letonia tiene dos problemas importantes, el primero es la falta de cámaras de seguridad que registren a los autos que exceden el límite de velocidad, y el segundo es que la gente tira los electrodomésticos viejos a medio camino.
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Para solucionar el primero, el gobierno contrató a una empresa privada que no administró el proyecto de manera favorable y sólo colocó unas cuantas cámaras. Para el segundo existen organizaciones que recolectan todos ese tipo aparatos, pero en ocasiones son demasiados los objetos acumulados.
Así que para atacar ambas dificultades se creó una campaña de Ambient Marketing para utilizar los refrigeradores y demás aparatos como si fueran las cámaras de vigilancia que se encuentran a lado de la carretera. Con algunos tutoriales se enseñó a la gente a disfrazar sus electrodomésticos para que engañaran a los conductores y estos redujeran la velocidad.
Esta acción BTL le ahorró al gobierno varios miles de dólares y los conductores mordieron el anzuelo y redujeron su velocidad.