Imaginemos un País de Chocolate donde sus “Líderes” dicen una cosa y hacen otra u otro en donde, un solo hombre tiene recursos ilimitados para poder presionar a un Rey de Chocolate, quien además es Dueño de un Monstruo Azul, mismo que un maligno Hechicero Pelón le “vendió” hace veinticinco años con un Cheque que, según cuenta la leyenda, ni siquiera se llegó a cobrar.
Así de surrealistas son las historias de ficción, por lo que de seguro ésta que les cuento solo es una leyenda urbana.
También, y ya entrando en el terreno de las suposiciones, podemos pensar que cualquiera que llegue a ser el Rey de ese Estado “ficticio” tendrá que sentarse algunas veces a la mesa con este Señor, su Monstruo y su Yerno y si no consultarles sus decisiones, sí al menos avisárselas para que pongan en forma al Monstruo Azul…; ¡No digo que las brujas vuelan, pero de que existen, existen!
De esta misma manera, en este país con sabor achocolatado existe una Corte de serviles lacayos que deben de estar al menos confundidos de las “señales encontradas” que les mandan desde el Palacio; ya que un día les dicen que ataquen al Monstruo con todas sus fuerzas para partirlo en dos, otras que solo poquito para que salgan en la foto haciendo como que trabajan, unas más que le manden “alimentos” para que se esté tranquilito -no vaya a ser que se debilite- logrando con ello que los demás finalmente puedan pasar por “TODO SU TERRITORIO” y algunas otras veces, solo que se hagan como el Tío Lolo…
Es decir, nuestro Rey de Chocolate con nariz de cacahuate les dijo a sus súbditos que iba a cazar al Monstruo Azul, que además lo iba a domar, que lo iba a exhibir para que todos lo vieran y además hubiera “piso parejo” …, y todos felices y emocionados hicieron un “Pacto” para que eso sucediera en los siguientes años.
Sin embargo, resulta que todas estas promesas han quedado en solo eso, ya que el Monstruo Azul sigue tan tranquilo como siempre, ha mutado en distintas formas y ha transformado sus poderes que antes lo mantenían fijo a la pared a gozar de una movilidad y potencia envidiable, misma que según dice el Yerno del Señor es porque lo alimentan bien, lo cuidan y porque descansa a sus horas y NO porque el Rey de Chocolate lleve varios meses dando tumbos entre el desprestigio y la sinrazón, misma que de seguro los Dueños del Monstruo no le provocaron para distraerlo de sus planes iniciales y así lograr que dejará a su Monstruo en paz: ¡Ajá y nosotros nacimos de este tamaño!
Finalmente, esta historia es solo un referente de ficción, pero imagínese que esto sí llegase a pasar en una EN UNA GALAXIA MUY, MUY LEJANA…
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