Empresas familiares: qué puede salir mal

Omar Rangel / Posadas

Hace tiempo en una plática con otras personas comentábamos un poco de todo: sobre la política, el clima y cómo nos iba en el trabajo. Uno de los involucrados trabajaba en aquel entonces para una empresa familiar relativamente grande. Se pudiera pensar que el tamaño de la empresa está ligado al éxito de la misma, aunque no siempre es así.

Entre los comentarios expresados, palabras más, palabras menos, este camarada dijo algo así:

«Esta empresa familiar es un desastre, es grande porque le meten esteroides, pero no refleja lo que en realidad es».

¿A qué se refería con “le meten esteroides”?

Hacía referencia a aquellos fisicoculturistas que son en extremo musculosos, pero con una musculatura “falsa”, porque se valen de compuestos como los esteroides con el fin de aumentar la masa de forma acelerada sin la necesidad de estar entrenada con fuerza.

Esta empresa familiar representaba un crecimiento falso reflejado con grandes instalaciones, pero una deplorable situación interna: problemas entre los dueños y los empleados, caprichos ridículos de los dueños, inversiones en áreas que no lo necesitan tanto, presión alta para cumplir metas, etc.

 

Una delgada línea

Los mejores socios para una empresa familiar por lo general no son los mismos familiares. El consejo administrativo (o el grupo de personas encargado de darle rumbo al negocio) debe estar formado por personas que:

  • tengan experiencia en el giro del negocio;
  • sean objetivas;
  • no les tiemble la mano al tomar decisiones, o que sepan defender una postura
    argumentada.

Estas características no siempre se encuentran en un familiar por la simple razón de que puede causar fricciones que rebasan la línea profesional. ¿Cómo se sentiría un tío cuando un sobrino le dé órdenes o le toque regañarlo? O viceversa, el sobrino en su inmadurez podría hablar pestes del tío, cuando quizá el tío hace lo correcto velando por el bien del negocio.

¡Por un pleito en el negocio se pueden romper lazos familiares!, aunque es necesario hacer la aclaración: esto no es una regla; hay familiares que sí saben sobrellevar ambas relaciones por su madurez.

 

Hago lo que quiero porque soy el dueño

A veces tenemos una idea errónea sobre las cosas que puede hacer o que no puede hacer el dueño de la empresa. Es claro que él tendrá mayor peso en la toma de decisiones, aunque eso no significa que puede hacer y deshacer como si no hubiera un mañana por ser el dueño.

El consejo administrativo (o la junta directiva o llámale como quieras) sirve como un candado para amarrarle las manos al dueño o a alguna otra persona para evitar acciones que atenten contra el bien de los que ahí trabajan, puede ser malversar fondos, nepotismo, despidos injustificados, etc.

Aquí vemos la importancia de tener buenos cimientos en una empresa, por pequeña que sea, necesita tener las bases fundamentales de la organización para funcionar de forma correcta. Sin ellos la empresa puede funcionar, aunque no precisamente de forma óptima.

 

Cuando los hijos toman el control

En varias empresas cuando los hijos heredan los negocios familiares suele ser el principio del fin, básicamente porque no hubo un proceso de sucesión, es decir, prepararlos paulatinamente de manera que conozcan todos o la mayoría de los procesos gerenciales, administrativos, humanos y técnicos para tener una noción más amplia del negocio.

Así como es absurdo y peligroso darle un Lamborghini a una persona que apenas está aprendiendo a manejar; lo mismo aplica al darle la responsabilidad de una organización completa a alguien que no está preparado ni tiene los conocimientos para saberla administrar, es muy probable que venga a menos, si no es que a nada…

Pero la sangre llama… Los padres difícilmente separan la relación parental de lo laboral y aquí la puerca tuerce el rabo, compadres. En experiencia propia me ha tocado enfrentarme a los dueños con sus hijos por hacer lo correcto de forma incorrecta, ¿y sabes cómo me ha ido? Justificación tras justificación de parte de los papás por las acciones de los hijos.

 

Todos queremos lo mejor

De mis experiencias fallidas en empresas familiares saqué la conclusión de que sí hay herederos de las organizaciones que tienen buenas propuestas, están letrados y tienen capacidades para estar al frente, aunque una gran falla que opaca sobremanera los aspectos positivos: se sienten los dueños absolutos.

Lo cual nos lleva nuevamente al punto «Hago lo que quiero porque soy el dueño». Y aquí, camaradas, es un verdadero calvario. Un estira y afloja impresionante en donde dicen escucharte y entenderte, pero siguen operando de la misma manera.

 

Conclusión

¿Las empresas familiares son funcionales? ¡Sí, por supuesto! Dan empleo a varias personas. Aunque se necesita madurez, prudencia y sabiduría para saber con qué familiares puedes asociarte para evitar un desastre tanto en los negocios, como en la relación personal.

¿Piensas que estoy loco? Échale un ojo a la historia de Adolf Dassler y Rudolf Dassler, fundadores de Adidas y Puma, respectivamente. Siendo hermanos terminaron con diferencias irreconciliables.

Pero al final, la familia y la sangre llaman, ¿no?, qué puede salir mal en el mundo de los business.

 

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