La función del empaque va más allá de ser una envoltura del producto. Su diseño es un elemento imprescindible del branding de una marca. Se dice que los productos más antiguos para su protección contaban con hojas y pieles de animales porque permitían cubrir y transportar ciertos alimentos; luego aparecieron los envases en forma de vidrio, se habla que a partir del año 2000 antes de Cristo en Egipto.
Hoy por hoy, en empaque es imprescindible para identificar una marca en el punto de venta. El consumidor al estar en búsqueda del producto que desea debe identificar a partir de la información que se presenta en el empaque la marca que necesita. Este elemento que cubre el producto cuenta con información clave, que además de almacenar el producto contribuye a generar una imagen atractiva que influye en el consumidor.
Los mercadólogos comprenden que este componente estético es clave para comunicar los mensajes de marca que sus públicos de interés necesitan conocer; a través de las formas, los materiales el tamaño, los colores, los textos y los gráficos presentados en el empaque es posible llevar a cabo un proceso de comunicación con el consumidor, que entre otros objetivos, finaliza en la compra del producto.
En el punto de venta, el empaque ejerce una atracción que permite diferenciar el producto. ¿Cuántas veces no compraste un producto a partir del empaque? Es decir, debido a que te pareció muy atractivo el diseño de un producto terminaste por adquirirlo. Pero no te preocupes, no estás solo, formas parte del segmento que se siente muy atraído por los empaques de los productos y que determinan a partir de este aspecto su decisión de compra.
Cabe señalar que cuando existen pocas variaciones de un producto la innovación en el empaque favorece la adquisición de producto, ya que se trata de un componente con un poderoso gran impacto en la decisión de compra.
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