Una estrategia de mercadotecnia directa, que facilita la llegada inmediata y sin intermediarios de una marca a sus clientes, es el email marketing.
A través de un envío de correos electrónicos bien organizado, con hora de salida fijada, un asunto atractivo y que invite a abrir el email, además de tener un contenido de interés para el usuario, una compañía puede no solo buscar la forma de incentivar la compra, de manera personal, sino también de ganar importancia en la vida del cliente y ser cada vez más relevante.
Datos de The Radicati Group muestran que en 2017, el número de usuarios activos de email en todo el mundo era de 3,718 millones; al concluir este año se pronostica una cantidad de 8,323 millones personas con correo electrónico, mientras que para el 2020 la cifra podría alcanzar los 4,037 millones de usuarios.
Un email que venda
Al realizar una campaña de email marketing, no se trata únicamente de crear un asunto que llame la atención, ni de enviar un mismo correo electrónico cada minuto al mismo remitente.
Para que este sea abierto, y ademas surta un efecto conveniente para la marca, es necesario que se consideren ciertos puntos, al momento de crear la estrategia.
Agregar links que remitan a un sitio web oficial, o a una tienda digital, hará que el cliente sea dirigido, con toda intención, a una página en la cual pueda mirar, seleccionar y comprar.
Adicionar botones que diga “Solicita una prueba gratis”, “Comprar ahora”, “Suscribirme”, entre otras, condicionan o predisponen al usuario hacia determinada acción, por lo cual es importante que cada botón sea fácil de encontrar en un sitio web y redirija adecuadamente al cliente.
Muchas empresas optan por envío masivos para que un mensaje llegue a más personas. No obstante, esto lejos de garantizar una apertura de email, puede que cierre toda posibilidad de que sea abierto. En este sentido, la personalización de asuntos, así como del contenido es crucial si lo que se busca es mantener una relación estrecha con el cliente, además de incentivar una compra.
Para este punto, es básico que no hay un conocimiento previo y detallado de los intereses y compras previas del cliente. Según Statista, recibir un email que no tenga información relacionada con los intereses del usuario resulta frustrante para un 34 por ciento de ellos.
Definir horarios y fechas estratégicas, debe ser una prioridad no solo para que el envío de emails sea más organizado y haya un control sobre el mismo, sino también para que el remitente lo abra, mire la información, le genere interés y tome la decisión de comprar.
Y aunque parezca obvio, cuidar la redacción del contenido, desde el asunto, es fundamental para que haya un completo entendimiento de lo que la marca desea comunicar, para que al momento de que un cliente se interese en el contenido y busque la forma de hacer la compra, no se genere algún mal entendido.