Las ventas hoy no tienen la misma estructura de hace 10 años, no se puede visualizar con la misma perspectiva al consumidor quien ha transformado sus intereses de acuerdo a los nuevos escenarios de orden mundial, que permiten configurar diversos gustos con incidencia global pero inminentemente cargados de influencias culturales muy poderosas, que construyen nuevas maneras de combinar gustos, costumbres y tradiciones populares propios de otros territorios.
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En tanto, las personas suelen relacionar a los productos que tienen influencia de otras culturas con lo novedoso, lo moderno y lo adecuado aunque sea sólo por una temporalidad que le aporta a sus necesidades de filiación e interacción social, y ya.
Así, el nuevo panorama de las ventas se constituye en un modelo más abierto en el proceso de comercialización, completamente cargado de simbolismos poderosos para establecer conexión con el consumidor. Lo cual, indica que el proceso de la venta no es tan simple y reducido a la capacidad de “envolver” por parte del vendedor.
Se trata de generar un verdadero entendimiento de la configuración social y cultural de consumidor, para que a partir de la comprensión de sus motivaciones sociales, se de una transacción comercial más trascendente, capaz de hablar con la verdad ante el consumidor, de eliminar las barreras de comunicación que evitan expresarle la información con confianza.
Bajo este contexto, se hace complejo que el proceso de venta tenga el mismo comportamiento de hace años, porque el consumidor es diferente no sólo desde el comportamiento, sino también desde las nuevas formas como se establece las relaciones entre los productos y las personas, es una perspectiva diferente, porque hay una apropiación y un arraigo a los productos, tan fuerte, que son capaces de reemplazar un relación humana.
Con estas realidades, es necesario que las ventas tengan una nueva mirada y un cambio desde su concepto mismo. Por ello tenga en cuenta:
No se centre en el precio: el consumidor de hoy toma en cuenta otros elementos más allá del precio, que ni siquiera él mismo logra configurar, no es capaz de ejercer comparación entre marcas únicamente por el precio, en tanto, logra establecer una relación más simbólica, para expresarlo de manera más entendible, el consumidor en su inconsciente hace una conversión metafórica del producto y lo lleva a un contexto cotidiano, que ejerce una presión alta en el proceso de decisión de compra. Lo anterior, facilita entonces la observación de este nuevo panorama, si la manera de comprar, sentir y relacionarse del consumidor con respecto a los productos ha cambiado, es necesario, que la venta también gire en pro del progreso, apelando a cargar el producto de razones emocionales aunque suene contradictorio, para poder ejercer un verdadero interés y una motivación eficaz en el cliente.