El mundo es de los audaces. Recuerdo nítidamente aquellos momentos en los que mi maestro de historia en la preparatoria repetía esta frase para explicarnos el porqué nuestro país había tomado el rumbo que había tomado y también la razón por la cual sólo algunos hechos habían quedado impresos en los libros que estudiábamos.
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On-line u Off-line
Hoy en día, algunos años después, me doy cuenta como esta misma frase encaja quirúrgicamente en el ámbito del BTL. Esto, es muy difícil de digerir, sobre todo en un ambiente en el que estamos acostumbrados a implementar estrategias que ya han sido probadas, están sustentadas en estudios de mercado o han resultado exitosas en otras campañas. Echemos un vistazo a todas las acciones de flashmob, promotorías en calles o centros comerciales y activaciones en lugares públicos. Es muy difícil encontrarte con alguna acción verdaderamente original y memorable.
Precisamente hoy, leí un artículo en el blog de Seth Godin que se titula Ridiculous is the new remarkable y expresa muy bien la importancia de hacer algo diferente y realmente “notable” para lograr un verdadero impacto y efecto viral. Sin embargo, a la par de esto, existe también un profundo “miedo” por hacer el ridículo y una gran disposición por criticar acciones que tomaron el riesgo pero que salieron mal.
Seguramente, mucha gente advirtió al famoso cantante PSY (Park Jae-sang) que su baile Gangnam Style era ¡Ridículo! Hoy, el video con más de 900 millones de views en Youtube, ya no lo es tanto y más aún, se ha convertido en un caso de estudio ¿o no?
Es muy cierto, no es nada fácil lograr un efecto así o crear una acción o producto realmente célebre. Existe esa delgadísima línea divisoria entre lo ridículo y lo memorable, y también es comprensible que una marca con toda una reputación por detrás, no tomará riesgos tan grandes para que su mensaje sea calificado como un fracaso o un “ridículo”. Pero los casos exitosos no son golpes de suerte, son movimientos y estrategias bien estudiadas y estructuradas. Aunque claro, también tienen ese porcentaje de riesgo, nadie sabe qué tan exitoso resultará un video viral, por ejemplo, y hacer lo de siempre o lo mismo que hacen los demás, no te lleva muy lejos. La única gran verdad, es que el comportamiento de la gente es en gran medida impredecible. Eso hace que las grandes campañas y videos tengan tanto mérito. Como rezaba un viejo slogan televisivo de American Express en los años ochenta: “Si las cosas fueran tan fáciles, cualquiera las haría”.