En los últimos años, la colectividad LGBT se ha convertido en un target muy potencial; incluso, se ha acuñado el término dinero rosa, que se refiere al poder adquisitivo que tienen los homosexuales, sobre todo aquellos que gustan por adquirir productos personalizados y con cierto status social, dando como resultado la expansión del llamado mercado rosa.
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Por ejemplo, en Estados Unidos y Reino Unido proliferan negocios dirigidos específicamente a consumidores homosexuales: tiendas, clubes, restaurantes, etcétera. Hoy se estima que el dinero rosa en el mercado internacional oscila entre los 340 billones de euros.
La comunidad gay se ha empoderado económicamente. Además, aproximadamente el 90% de los homosexuales apoyan los negocios que tienen como objetivo el dinero rosa, mientras que rechazan activamente a las empresas antigay.
Cada vez son más los establecimientos y destinos que se califican como gayfriendly. La oferta económica hacia el mercado rosa se ha incrementado debido a la derrama económica que deja este segmento. Esta fracción de la sociedad es parte del mercado Double Income No Kids, pues se trata de parejas que deciden no tener hijos y gastar su dinero en la satisfacción de sus intereses.
En el caso mexicano, aunque la apertura ha sido paulatina, grandes empresas comienzan a virar sus intereses hacia el público gay, notoriamente desde diciembre de 2009, cuando el gobierno del Distrito Federal aprobó el matrimonio homosexual, convirtiéndose en la primera ciudad de América Latina en hacerlo.
El mercado rosa, en este sentido, es una gran área de oportunidad para las marcas que hacen Below The Line, pues además de que las experiencias de compra de este target son específicas, el BTL también tiene un lado rosa en espera de ser explorado.