Por:Â Mark Alazraki
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Aprovechando que en nuestra memoria siguen frescas las vacaciones, quiero escribir sobre una ciudad que todos deberían visitar por lo menos una vez. La ciudad es Bilbao. El motivo por la cual hay que visitarla; el Guggenheim.
La historia del museo es un verdadero triunfo al marketing. Cabe mencionar que según la información que he recopilado, principalmente del libro El efecto Guggenheim, del espacio basura al ornamento de Iñaki Esteban; menciona que el primer director del museo no era un experto en arte, pero si lo era en mercadotecnia. Interesante ¿no?
Lo que me interesa resaltar es cómo gracias al conocimiento mercadológico, la ciudad de Bilbao con la edificación del museo se transforma. “Pasa de ser una ciudad brusca, feísta y en crisis, (…) a una que enaltece la manifestación artística y creativa.” Desde la construcción del museo, los bilbaínos se perciben y son percibidos como habitantes de una ciudad globalizada. El efecto económico, político, y social del Guggenheim, llevó a la ciudad a construir barcos, hoteles, centros de convenciones, supermercados. “Lo que era una ciudad insípida, se convierte en una ciudad de lujo, con nueva imagen y estatus.”
De pronto, Bilbao se relaciona con el turismo y la cultura como nunca antes. De pronto, Bilbao se convierte en una parada obligada para los turistas y en Bilbao dicen que el Guggenheim “obró el milagro, y curó las grandes enfermedades de la urbe” El autor concluye diciendo que la consecuencia es una ciudad “máquina productora de relaciones públicas.”
Tanto preámbulo es sólo para hacer un comentario estratégico. Si bien el escritor Iñaki se refiere al museo como un ornamento, éste ornamento tiene una capacidad transformadora impresionante. Para nadie es secreto que la marca Guggenheim es sin duda una Lovemark. Ahora, nunca pensé que una marca como esta tenga la capacidad de transformar la vida de tantas personas y de una ciudad entera. Me pregunto, ¿cuántas veces hemos presentado este tipo de “ornamentos” y estrategias cuando un Secretario de turismo nos pide ayuda?
Creo que todo México tiene estos “ornamentos” en demasía. Basta con voltear a ver el Municipio de Valle de Bravo en el Estado de México. Su “ornamento” transformador es el lago y él sólo ha transformado la actividad económica y social del Municipio. Espero que podamos potenciar nuestro país resaltando y generando un significado a nuestros “ornamentos” prehispánicos, naturales y modernos para ver una transformación de nuestra percepción como Mexicanos.