Ya que hoy se conmemora el #DiaDeLaCerveza, los retos de la cerveza artesanal que tiene que enfrentar son diversos en materia fiscal y empresarial, por ejemplo los altos costos de producción.
El engorroso acceso a los insumos, así como la deficiente regulación y el dominio de empresas cerveceras de nivel nacional y hasta internacional; todos estos desafíos se enfrentan con la constancia.
El panorama de la cerveza artesanal
En Estados Unidos es muy distinto. El volumen de producción de cerveza artesanal ascendió a unos 24, 6 millones de barriles en 2016. La agencia Brewers Association devela que la cerveza artesanal en 2014 recaudó 19, 613 millones de dólares, mientras que en 2015 ascendió a 22, 300 millones de dólares, el año pasado fueron 23, 500 millones de dólares generados sólo en el país vecino.
Según un reporte de la Asociación Cervecera de la República Mexicana (Acermex), en México se registra una desproporción en los trámites y cargos económicos fiscales que se suman en el precio de estas bebidas derivadas de la cebada.
En los lineamientos de comercialización de Estados Unidos, las cervezas industriales aportan un mayor ingreso de impuestos que las artesanales. En nuestro país, la cerveza que se produce en masa paga 3.50 pesos por litros de impuestos, pero las artesanales fluctuan entre 10 y 12 pesos por litro, según la ley del Impuesto Especial Sobre Productos y Servicios (IEPS) que grava a las cervezas con el 26.5% del precio de venta.
Dicho sector todavía se considera emergente pues incluso tiene que lidiar con la resistencia de parte del mercado mexicano.
Pero el horizonte es prometedor, los consumidores de cerveza artesanal gustan de los diversos matices, densidades, sabores y aromas que permiten múltiples combinaciones. Así, los mexicanos se están dejando consentir por un buen maridaje y la experiencia de degustación que se genera. Es por ello que se muestran en condiciones de apertura a pagar un precio más elevado que tienen las cervezas industriales.