No hay que sacarle al parche. La mercadotecnia BTL no está casada con nadie, ni con nada. Y esto significa que no toma partido y que su postura se destaca por no asumir una postura ideológica o moral sobre lo que acciona o activa.
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Somos como mercenarios sin ideología política y sin moral. A diferencia de lo que antes se conocía como ATL –que está más vigilada, monitoreada y censurada por los medios masivos-, el BTL es más libre y desatado, a veces hasta salta a los territorios del ATL en un comercial atrevido e irreverente en forma de una activación grabada y que se repite provocando reacciones en quien lo ve.
Quizá por esto soy BTL, porque este tipo de herramientas mantienen una rebeldía e irreverencia que alimenta el espíritu contra cultural de la sorpresa y lo no establecido.
Seguir este establishment sin duda genera cierta estabilidad, reciprocidad y seguridad acotada, mientras que el BTL es provocador, dinámico, vivo e impredecible. Por esto mismo no reparo en invitarlos a que sean cursis en este febrero, que apliquen todas las técnicas disponibles para besar a los más posibles con sus activaciones en este día de San Valentín. Hasta el más escéptico tiene hambre de un abrazo o de un mimo. No por nada este día es el día mundial de la mercadotecnia, en donde más acciones existen para incentivar la compra.
El que no sea crea capaz de destilar un poco de amor o cariño, jamás será capaz de defender su rebeldía. Activen amor y cursilería y que no les de miedo sentirlo y compartirlo, esta fecha y este día es para eso, para activar y dar besos al que se deje. Y así no sentirse culpable o limitado por sentir. El que no siente no está vivo y lo que no está vivo no se comunica.
