Pero Chaplin se vendió como producto y símbolo en el Marketing directo; ahora hay sellos postales, camisetas, sombreros, cuadros, negocios y toda clase de artículos llevan su silueta, la universal imagen del vagabundo.
Los consumos se construyen también partiendo de un imaginario colectivo, y luego se trasladan a los puntos de venta partiendo de esa necesidad simbólica que representa una actitud.