Educación ambiental y la innegable necesidad de dar un buen ejemplo

Andrea Lobo, Empresas Medio Ambiente

Durante la última semana de enero llegan un par de fechas muy importantes que tienen como objetivo traer a la agenda pública la problemática ambiental, tanto a nivel mundial como local, la primera es el Día Mundial de la Educación Ambiental (26 de enero) y el Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de CO2 (28 de enero). El discurso de crear conciencia en la sociedad y los gobiernos en cuanto a la imperiosa necesidad de proteger y conservar el medio ambiente viene desde el principio de la década de los 70s. Cuando la conversación durante la Conferencia de las Naciones Unidas Sobre el Medio Ambiente celebrada en Estocolmo, Suecia en 1972 fue alrededor de la urgencia de ofrecer una inspiración y guía para preservar y mejorar el entorno.

Más de cincuenta años después, el contexto es mucho más crítico, la educación ambiental no puede limitarse a un aspecto concreto dentro del proceso educativo, tiene que convertirse en una base para crear nuevos estilos de vida, una práctica constante en donde todos los miembros de la sociedad puedan participar según sus posibilidades. En esta búsqueda de mejorar la relación entre la humanidad y su medio, la iniciativa privada tiene un papel primordial, ya que puede contribuir a obtener mayores y mejores resultados. Plantear acciones tangibles que no queden sólo en el papel de un programa de Responsabilidad Social Empresarial, si no que de verdad se vean reflejadas en la transformación para bien del medio ambiente.

No importa el tamaño de la compañía, si es un emprendimiento, una empresa con menos de cincuenta empleados o una corporación transnacional, lo relevante es que a medida de nuestro alcance logremos establecer buenas prácticas que nos permitan tener un impacto positivo. Que puede ser desde cómo diseñamos los productos o servicios que ofrecemos, y cómo implementar en ellos la tecnología y herramientas necesarias para brindar satisfacción al cliente y al mismo tiempo reduzcan su impacto ambiental.

Polaris INC, que es donde actualmente trabajo, ha desarrollado un programa llamado Geared for Good, que entre otras cosas busca que todas sus instalaciones operativas tengan en cuenta dentro de sus actividades la procuración del medio ambiente y las comunidades que las rodean, a través de una administración y conducción responsable.

Los objetivos dentro de la educación ambiental están muy bien definidos, ayudar que las personas puedan adquirir una mayor sensibilidad sobre las situación, así como de la presencia y función de la humanidad en el entorno y también puedan despertar un profundo interés por el medio ambiente que los impulse a participar activamente en su protección y mejoramiento.

Incluir este tipo de esfuerzos en nuestras estrategias de comunicación, no sólo nos ayudará a darle visibilidad a estas voluntades de mejoramiento, si no que nos permitirá de alguna u otra forma inspirar a través del ejemplo, para que cada vez más personas se sumen a esta impostergable necesidad de lograr un impacto positivo en nuestro entorno y la comunidad.

 

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