La contaminación del aire, mares, suelos fértiles y la de distintos ecosistemas ha traído serias consecuencias para la vida en la Tierra, y tal parece ser un problema que, lejos de aminorarse, se complica año con año.
De acuerdo con datos del Banco Mundial (BM), hasta septiembre de 2016, los desechos generados en el planeta alcanzaron los 2,010 millones de toneladas, cifra que para el año 2050 podría aumentar hasta 3,400 millones de toneladas, según estimaciones de dicha institución.
Tan solo en México, diariamente se recolectan 86,343 toneladas de basura, es decir, aproximadamente 770 gramos por persona, cantidad que tiene como destino un relleno sanitario o tiraderos a cielo abierto y que regularmente no llega separada, ya que únicamente 46 de cada 100 hogares en el país realizan una clasificación adecuada, según información publicada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).
Si bien esta problemática está íntimamente relacionada con los hábitos de consumo de cada persona, una falta de cultura ambiental y las modernas economías capitalistas, gran parte del problema comienza desde la producción de millones de productos que son puestos en anaqueles y tiendas virtuales por cientos de marcas que buscan no solo satisfacer las necesidades de sus clientes, sino también provocar en ellos más compras que demandan el uso incremental de materias primas.
Lo anterior, aunado a los procesos de fabricación y uso constante de recursos naturales, hacen que la contaminación se extienda, lo que causa severos daños al medio ambiente e impactos negativos a la salud de todos los seres vivos.
De objetos desechables a producción sustentable
Durante décadas, el proceso lineal de extracción, uso y desecho de recursos ha sido el único modelo en el que cientos de empresas se han basado para crear distintos productos que satisfagan las exigencias de sus clientes. Nuevos modelos de celulares que se venden de manera masiva, empaques solo más vistosos, vasos de plástico de temporada, platos de unicel, entre muchos otros artículos han dado paso no solo a una sociedad más consumista, sino también a una mayor cantidad de basura cada vez más difícil de reciclar.
Ante las consecuencias que a lo largo del tiempo ha dejado el calentamiento global, motivado por prácticas ineficientes de producción, así como de un número más alto de compras y escasa cultura de reutilización de materiales, se ha trabajo intensamente en pasar de ese modelo poco eficiente hacia la llamada economía circular.
En términos concretos, este concepto se define como aquel proceso que, inspirado en los ciclos vitales de la naturaleza, busca optimizar la manera en cómo se manufacturan ciertos productos, a fin de reducir los desechos generados y con ello causar un impacto positivo en el ambiente y en calidad de vida de las personas y otros seres vivos.
Uno de los materiales que más afectaciones han causado en mares de todo el mundo es el uso masivo de plástico. Solo una botella hecha con este elemento sintético tarda hasta 450 años en degradarse, el cual al llegar al océano o tierra puede ocasionar daños irreversibles a la flora y fauna que yace en determinado ecosistema.
Para revertir, en algunos casos, estos y otros daños causados por el sector privado y enmendar, en cierta medida, los perjuicios ocasionados, varias marcas ya han realizado acciones a favor del medio ambiente. Cerveza Corona y sus nuevos six packs 100 por ciento libres de plástico o Starbucks con sus vasos para bebidas calientes reciclables y compostables, son ejemplos de las iniciativas que han emprendido algunas multinacionales en México y otros países, prácticas que además de ofrecer resultados positivos en el planeta, benefician su branding, son bien vistas por sus consumidores y pueden incluso provocar que sus clientes se unan a ellas, lo cual crea un sentido de pertenencia hacia la marca a largo plazo.
La economía circular, más que una moda, se trata de una nueva manera de producir causando el menor daño posible al ambiente, sin perder rentabilidad y posicionamiento como empresa, algo que Agencia Verde ha tenido claro desde su nacimiento y que durante el tiempo que lleva en el mercado mexicano ha sabido transmitir a sus clientes, apoyado en cuatro principales servicios: asesoría y estrategia ambiental, eco-innovación, eco-comunicación y la creación de eventos verdes, todos con el propósito de dar a las marcas nuevas alternativas para optimizar la promoción de marca, y al mismo tiempo ser socialmente responsables.