En el mix de marketing, uno de los principales componentes es el precio, para lo cual se se han realizado una serie importante de estrategias, muchas de las cuales ayudan no sólo a incrementar la visibilidad del producto, sino también a que sea comprado. No obstante, hay una práctica relacionada con el precio que en muchos países está prohibida (sino es que prácticamente en todos): hablamos de dumping. ¿Qué es? ¿En qué consiste? Precisamente sobre esto hablaremos en las siguientes líneas.
De acuerdo con información de Debitoor, el dumping se puede traducir básicamente como competencia desleal (incluso también como venta perdida, aunque hay quienes llegan a trasliterarlo como dumpin). Este término hace referencia a vender producto a precios por debajo de los establecidos o incluso con un valor inferior al de su producción, con la finalidad no sólo de suprimir a la competencia, sino también de acaparar el mercado.
Si bien es cierto que hay muchas personas, principalmente los partidarios del libre comercio con pocas restricciones, que defienden el dumping con el argumento de que es algo benéfico para el consumidor, lo cierto es que es un tópico, como ya se ha mencionado, sancionado por distintas leyes internacionales. Un ejemplo de esto es el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que, por cierto, podría prescindir del capítulo que hace referencia a este tema.
Una de las principales características del dumping es que por medio de él se pueden llegar a monopolizar mercados, lo cual puede resultar muy llamativo internacionalmente hablando, pero que plantea una enorme cantidad de problemas éticos.
Cabe destacar que existen al menos tres tipos de dumping: el esporádico (el cual se presenta cuando hay un excedente en la producción), otro es el predatorio (el cual sirve para que una empresa entre a un mercado extranjero) y el persistente (el cual se lleva de forma recurrente).