Para celebrar mi cumpleaños, tomé un fin de semana en Mazatlán, además de disfrutar de la playa, tuve la oportunidad de tener en cuenta diversas acciones de marketing. Se las comparto con un profundo agradecimiento por año más de vida y por un año más de colmillo.
En primera, he visto como ha crecido el destino, sin duda se aplaude la generación de ofertas turísticas más diversas, la atención es sin duda uno de sus fuertes y tal vez lo que hay que trabajar es que esas mejoras se conozcan, pues realizando sondeos entre los amigos, continúan con el concepto del Mazatlán de antaño, en donde solamente existe playa, carnaval y banda.
En mi estancia pude ver un recurso de BTL que me parece brillante, son las bancas publicitarias, una idea que no es tan nueva como pensamos, pues las donaciones y mecenazgos desde siglos atrás, permitía que las plazas y espacios públicos, pudieran contar con asientos, en los cuales se colocaban los nombres de los donantes. Lo mismo sucedía en las iglesias, por lo que este tipo de patrocinio adquiere una visión totalmente comercial en paseos y estancias, en dichos mobiliarios se exponen marcas, como si fuesen pizarras publicitarias.
Otro de mis hallazgos es que tenía un montón de años de no viajar por paquetes todo incluido, la realidad del asunto es que muchos de esos planes me resultaban de baja calidad y muy restrictivos. Sin embargo, la iluminación de este fin de semana radica en que bajo esta perspectiva le resolvemos a los turistas muchas de las preocupaciones, más a los clientes que habitualmente no viajan y a las generaciones mayores. El caso de los jóvenes es otro boleto, a ellos lo que les gusta es estar en mil lugares para subir sus fotos de que la pasaron increíble en los tres segundos que estuvieron.
Una visión en la que pocas veces se trabaja en los destinos turísticos, es en la apariencia de los lugares. Plazuela Machado es una forma de cómo al recuperar y preservar los sitios, se les puede sacar mayor provecho. La importante es que se trabaje de la mano de expertos (historiadores, restauradores, arquitectos), pues caso contrario podemos terminar con rehabilitaciones que en lugar de exponer el potencial, terminan por sepultarlo gracias a una interpretación personal del presidente municipal en turno.
Les compartía renglones atrás que uno de los fuertes de Mazatlán es la calidez de su gente (se que todos destinos dicen eso), pero la verdad es que los “pata salada” (como me dijeron que les gusta ser llamados, espero sea cierto), tienen una visión muy optimista de la vida, la cual se transmite en todo lo que hacen, en como se divierten y como tratan a los turistas, pues lo hacen como amigos.
Antes de regresar, fui a uno de mis sitios preferidos el resta “El muchacho alegre”, de ahí amo su comida y odio sus filas, pero como amo tanto sus platillos, espero el tiempo que sea necesario. Durante la espera puede ver a lo lejos de una mesa a una mujer guapísima (algo complicado pues las sinaloenses son guapísimas), no era habitual su belleza, no podía dejar de voltear y por lo visto, nadie de los que estábamos en el restaurante. Al final paso por nuestra mesa para tomarle video a la banda que amenizaba, aquí la foto.
Claro, no es Beyoncé, pero causó el mismo efecto, en todo el lugar generó un halo de “gracias al universo la pude ver” y justo eso es lo que debe suceder con el marketing en sectores como el turismo, se debe estimular la sensación de agradecimiento en quienes reciben los servicios, pero más de quienes los brindan. La actitud es una campaña que debe ser permanente en los destinos que deseen arraigarse en el top de los turistas. Yo por ejemplo, ya espero regresar al Café Pacífico, un resta-bar-antro en donde pude tener la mejor fiesta de cumpleaños en un ambiente hipster nivel Dios.