El campo laboral, igual que muchas otras áreas, está en constante evolución y se adapta a las necesidades del mercado y a los hábitos de las personas. Modalidades como el outsourcing han facilitado la generación de nuevos modelos de relación entre los colaboradores y las empresas, entre los que destaca el freelance, que más allá de ser considerado como un empleado funciona como un proveedor de servicios, por lo que no debe estar de base en la oficina (al menos en teoría) y recibe su pago regularmente por el esquema de honorarios. Hay algunos detalles que un freelancer no debe dejar escapar, como los que mencionamos a continuación.
Al recibir su pago a través de honorarios, tiene que platicar con su empleador para que le indique si el realizará el pago de las retenciones del ISR y del IVA o si lo tendrá que hacer él. ¿Por qué? El freelancer es el responsable de llevar y presentar su contabilidad ante Hacienda. Incurrir en un error o fallo en este campo puede derivar en la generación de recargos o de sanciones que al final de cuentas tendrá que pagar.
Aunque el pago que recibe un freelancer puede realizarse en varias exhibiciones dentro del mismo mes, es común que se le pague en un periodo igual o superior a los 30 días después de que emite su factura. ¿Qué es lo que implica esto? Que este tipo de profesional independiente debe tener cuidado en la administración de sus finanzas. Hay muchas ocasiones en las que las personas ven la suma completa de lo que ganaron y deciden gastar la mayoría lo más pronto posible, quedando un largo periodo sin dinero.
Finalmente, otro detalle en el que se tiene que prestar mucha atención al momento de trabajar bajo este esquema laboral es a la organización y a los tiempos. Parece que hay más lapsos libres, pero realmente son momentos desaprovechados para cumplir las metas que se nos piden.
