Pero es cuestionable dichas posiciones y más aún, cuando hay comunicadores y publicistas que continúan con el planteamiento: “lo que no ésta en redes sociales, no existe”. Y esta situación requiere de una reflexión profunda para aquellas personas que hacen marketing en Latinoamérica, porque no se trata de establecer una presencia virtual y crear “contenido de valor”; esto es una posición realmente conformista.
El paradigma actual del marketing demanda que realmente se centre la mirada en el consumidor, como el tomador final de las decisiones de compra, lo cual requiere una comprensión profunda de la categoría en la cual se encuentra el negocio y las estructuras de comportamiento del consumidor para poder generar una verdadera estrategia de marketing digital.
En tanto el marketing y las comunicaciones se han quedado en la mediocridad a la hora de ejecutar un planteamiento estratégico que favorezca a la marca en términos de posicionamiento, crecimiento o participación del mercado; porque no se ha dado al interior de las compañías discusiones acerca del consumidor que les compete y su relacionamiento con la virtualidad.
De ahí que no es extraño encontrar aún estrategias digitales por fuera de un contexto real de los intereses del consumidor, porque las campañas digitales todavía se miden por datos ineficientes y en ocasiones manipulados.
Por consiguiente, en 2016 el reto es para los profesionales del marketing quienes deben ejercer una posición más responsable, con respecto a las diferentes estrategias que plantean en la web. Y el punto de partida debe ser la investigación del consumidor, saliéndose del esquema estadístico que no permite reflejar la estructura del comportamiento, se trata de iniciar por conocer los estilos de vida, los grupos de referencia social, los patrones de intereses virtuales en comparación con los intereses y las compras reales.
Con lo cual se facilita la comprensión psicográfica de un consumidor que migra en las esferas virtuales y tiene múltiples intereses, más allá de un marketing de contenidos que se encasilla en los consejos y videos de youtubers que terminan
por defraudar a un consumidor, al cual no se conoce y como no se conoce, se estimula de manera errónea con una marca destinada al fracaso.