Por:Â Arturo González Salas
Twitter:Â @Artglez
Hacer marketing para cualquiera de las Bellas Artes es un tema al que pocos se han inclinado, los atrevidos han encontrado un paraíso para explorar nichos que requieren tener vastos conocimientos culturales, pero que a todas luces representan posibilidades laborales con buenos sueldos, redes de contactos y la formación de un curriculum sólido.
Las galerías continúan con sus exposiciones cotidianas, llenas de “bla bla bla”, gente extraña y muy pocos compradores. Hace un par de semanas recibí la invitación para algo distinto, era el elegido para disfrutar de una galería a puerta cerrada, un catering estaba dispuesto para mi y mis acompañantes, la galerista podía responder cada una de mis dudas y disparates que rayaban en mi anhelo por ser crítico.
En la despedida me hicieron la propuesta de pagar a meses sin intereses, el ofrecimiento de tener un par de días la obra en la oficina para enamorarme u odiarla, el atrevimiento de recomendar un par de nuevos elegidos.
Sueno a nuevo en el mundo del arte, lo sé, pero me pareció interesante la justificación de tal herramienta, si el arte es una expresión única, resulta excelente que la interacción consumista ofrezca el escenario de concentrar la atención en el cliente, de ponerle cuartadas de compra y la formación de una cadena de prospectos.
El Arte-Objeto lucha a diario por un espacio debido a que es considerado como manualidad casera, bricolage o hasta reciclaje. El BTL suele relacionarse con las locuras de la publicidad, al igual que el arte-objeto intenta reivindicar su existencia en las buenas propuestas.
Después de Flor Bosco mi vida no es igual, es bueno adentrarnos en la dimensión desconocida, Flor es artista y coleccionista del arte objeto, apasionada del yoga air y licenciada en comunicación. Es tan única que desde que nos cruzamos en un taller que me impartió, supe que sus conocimientos me ayudarían para temas profesionales. Los invito a ver su sitio web para que disfruten su mundo con polvos de instantes www.florbosco.com
La maestra Bosco, decidió convertirse en su propio mensaje BTL, ser un personaje, un discurso que amablemente deambula por nuestro país llevando arte y buena vibra. La metáfora de conocerla es equiparable a la sensación que debe producir el arte, la adquirimos sin necesitarla, sin esperar quererla o mejor dicho para saciar una necesidad más intima, ahí radica lo importante de hacer un fino trabajo en materia de marketing cultural. Entre el recorte, la pasta epóxica y el pegamento, descubrí que la imaginación es excelente compañera de la destreza, para hacer las cosas bien hay que intentar e intentar, y por qué no, intentar nuevamente.
Las empresas no escapan al encanto del arte-objeto, la revista A!Diseño hace un par de ediciones mostró el calendario de Maseca, el resultado es para aplaudirlo de pie. Los objetivos entre el arte, el diseño y los intereses empresariales en propuestas como la de Maseca, deben estar sujetos por hilos invisibles pero bastante sólidos para resistir el peso de una campaña que montada en una galería da para una exposición.
Cuando vamos a la presentación de un libro escuchamos los comentarios de un par de personajes que amablemente nos adelantan el contenido, escuchamos miles de citas para al final resumir las intervenciones en un repertorio de adulaciones. El recurso anterior se monta en la actualidad con toques más modernos como presentaciones en bares o la colocación de la obra en el metro y paradas de autobús. La curiosidad mato al gato y muchas veces coloca al consumidor dócilmente en el terreno del artista, la editorial o qué se yo cuáles intereses.
Cierro con una frase de Maquiavelo, misma que da inicio al libro de Pablo Helguera, ‘Manual de estilo del arte contemporáneo’: “Los hombres no miran las cosas tal y como son, sino como desean que sean”¦”