Poco a poco he visto cómo las cosas dejan de ser privadas para después ser atacadas por la publicidad. Sé que me dedico a esto y que la publicidad me da para comer, pero no por eso dejo de ser consumidor, crítico y renegón.
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Aún recuerdo cuando mi primer correo no tenía ni siquiera 20 mails sin leer y básicamente todos eran personales, aunque algunos fueran las famosas cadenas que provenían de gente conocida, mientras que ahora en ese mismo correo tengo casi 2,000 mails sin leer, obviamente la mayoría es publicidad y otros tantos son la gran noticia que ahora sí, de veritas, de veritas, he ganado un súper premio. Otro ejemplo es mi Facebook y Twitter, en donde ahora puedo encontrar en mi timeline los famosos “Promoted Tweets” o las historias patrocinadas en las que me avisa que algunos de mis 1,700 amigos íntimos de Facebook les gusta una página comercial.
Hace poco platicaba con un proveedor de banners en dispositivos móviles que me ofrecía un servicio un poco intrusivo, es decir, un banner que aparece en la pantalla de los dispositivos y que no lo puedes cerrar hasta que se termine la secuencia del mismo, a lo que comenté que me parecía incómodo para los usuarios y la respuesta del proveedor fue algo así como: “Tal vez un poco, pero es mejor que pauten ahorita, porque después por la misma intrusión la gente ya no va a querer abrir los sitios en los que aparecen este tipo de banners y tendremos que quitar ese servicio”.
Ante esa respuesta, mi reflexión se extendió hacia lo que platicaba anteriormente: “Las cosas dejan de ser privadas para después ser atacadas por la publicidad”, pero también me puse la camiseta de publicista porque al final del día mi trabajo es transmitir mensajes efectivos al mayor número de personas del target y sin duda ese servicio intrusivo puede ser una buena herramienta, así que mi conclusión es que la publicidad a veces puede llegar a ser intrusiva y molesta, pero la manera de contrarrestar esto es con dos factores claves: “engagement y creatividad”: Si una marca tienen una relación positiva con el consumidor y si la ejecución es creativa, entonces la sorpresa y el agrado puede ser mayor a lo intrusivo, ya sólo restaría que no siempre ni todos los medios fueran utilizados de manera intrusiva.
Así que mis estimados compañeros, colegas y lectores en general, sigamos trabajando en el engagement y fomentemos la creatividad en nuestra comunicación, ya que al final del día estos dos factores nos ayudarán en muchas otras cosas.