Pasión es la palabra que hace la diferencia en nuestro trabajo. Es vital para el éxito y su ausencia tiene un precio, que en muchas ocasiones puede terminar siendo muy alto.
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A lo largo de varios años, he notado como la falta de pasión o la marcada pasividad de muchos profesionales en el ámbito de la mercadotecnia BTL, ha sido un factor determinante para arruinar lo que pudieron ser grandes campañas. Éxitos en el papel y en su planeación, pero fracasos al faltar ese gran ingrediente en quienes ejecutan la campaña.
Puedo entender que en el caso de trabajos monótonos y repetitivos sea muy difícil conservar el entusiasmo, más si la paga o las motivaciones profesionales o personales no son tan atractivas. Pero muchas veces tal ausencia no depende solamente de los incentivos monetarios o de un buen estímulo moral, sino de la falta de una adecuada prospección en el talento humano, una nula capacitación o de la escasa comunicación y un deficiente entendimiento por parte de las personas que lo ejecutarán, quienes está por demás indicarlo, además se convierten en los embajadores de la marca. Así de importantes son.
Entonces, las buenas ideas y las inversiones se pierden, son desperdicio, no hay resultados y culpamos a la estrategia. No fue lo suficientemente buena para transmitir y contagiar ese entusiasmo, generar la pasión en los emisores para propagarla a sus receptores y generar ventas. Error.
Tan importante como lo es la planificación estratégica, la creatividad o el plan de medios, lo es también la adecuada selección del factor humano. De jefes sin miedo a arremangarse la camisa para trabajar con el ejemplo en lugar de mantener relucientes las botas de su superior o cliente. De ejecutores éticos y con verdadera actitud de servicio. Nota al margen: la actitud de servicio no la tiene cualquiera, me atrevo a decir que sólo muy pocas personas, quienes deben ser valoradas.
Pero también son indispensables personas con verdadera pasión por lo que hacen. El trabajo de marketing, por más divertido y glamuroso que parezca, no es para todos. Para muchos, incluso, puede resultar tedioso y hasta una pérdida de tiempo y dinero. El secreto está en detectar los perfiles adecuados, las pasiones que no persiguen sólo una paga segura, sino de un estímulo para el alma.
¿Te apasiona lo que haces? Si no es así, ¿sabes cuánto te está costando o bien, cuánto le cuesta a la empresa donde trabajas o a tu cliente? ¿Cuánto le cuesta a tu equipo de trabajo?