Ciudad de México.- El BTL es la parte del marketing que mayor contacto tiene con el consumidor. Lo visita en los lugares que frecuenta, lo encara y en ocasiones lo reta. Representa una de las vías que mayor conexión genera entra las marcas y sus clientes.
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Sin embargo el BTL puede ser intrusivo. Llegar a donde no lo llaman, invadir ambientes intimos del consumidor. Este atrevimiento se convierte en una forma innovadora de impactar en la gente, pero también podría resultar molesta, agresiva e impositiva. Las marcas y agencias deben cuidar que sus estrategias no sobrepasen el espacio vital de las personas y conocer muy bien a qué target se le pueden acercar más y cuál menos.
Quizá el colmo de la cercanía es que el BTL se meta al baño. En esta ocasión hay tres ejemplos de esta actividad. Algunas muy buenas y otras blanco de fuertes críticas:
Sexo en el baño
Marca: Opvoedingslijn
Agencia: Duval Guillaume
Bélgica
Una acción que simulaba un encuentro sexual adentro de un baño para promover un servicio telefónico que brinda ayuda a padres con hijos problemáticos.
Sorpresa violenta
Marca: Think!
Agencia: Leo Burnett
Reino Unido
Una acción para que veas lo que puede pasar si conduces bajo los efectos del alcohol. Una pantalla que simula un tremendo accidente.
¡Cuidado mujeres!
Marca: Mini Cooper
Agencia: Publicis
México
Un ambient marketing para decirle a las mujeres lo peligroso que es manejar y maquillarse al mismo tiempo.
