El modo en el que las personas compran productos ha cambiado en los últimos años, especialmente ha raíz del surgimiento de nuevas tecnologías, las cuales han permitido que el adquirir productos sea mucho más sencillo y eficiente. Sin embargo, no es lo único que se ha transformado, sino que también hecho que el modo en el que la gente paga por un bien o un servicio también se transforme: ya no hace falta que las personas tengan que esperar en una fila para realizar el pago, sino que ahora existen métodos para que las transacciones sean mucho más rápidas e imperceptibles, las cuales son englobadas en lo que se conoce como pagos invisibles.
Como ya decíamos, uno de los principales beneficios (e incluso de los atractivos más grandes) de los pagos invisibles es que la velocidad de la transacción es considerablemente mayor respecto al tiempo que se tarda un pago normal. Con herramientas como el cashless pagar por algo lleva algunos segundos, incluso por medio del reconocimiento facial, esto puede llevar poco menos de 10 segundos.
Esto tiene un impacto directo en el tiempo que pierden los clientes en un retailer: cuando un shopper termina de seleccionar los artículos que va a adquirir y va a la línea de cajas, puede pasar mucho rato en una fila. con los pagos invisibles, lo que se busca es reducir este tiempo de espera.
Otra de las grandes ventajas que ofrecen los pagos invisibles es que las personas ya no tienen que cargar con grandes cantidades de dinero, para comprar lo que deseen, sino que regularmente este tipo de transacciones se realiza de manera electrónica, lo cual asegura que sea mucho más difícil el robo, puesto que incluso en varias ocasiones se necesita el reconocimiento biométrico para pagar.
Se estima que este tipo de servicios pueda reemplazar en un futuro las transacciones convencionales, por lo que habrá que ver qué cambios específicos genera en el punto de venta.