Una de las grandes transformaciones que formaron parte del periodo conocido por algunos medios de comunicación como el peñismo es la reforma energética. Este cambio a la ley, que abrió la puerta a inversores extranjeros, entre otros cambios, es bastante impopular entre la población mexicana: de acuerdo con datos de El Economista, cerca del 70 por ciento de la población está en contra de ella. De hecho, revertirla fue una de las promesas de campaña del actual presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, ¿verdaderamente terminaría con dicho cambio? ¿Qué implicaría esto? Revisemos algunos datos.
Primero revisemos un poco de la situación de los hidrocarburos en México. De acuerdo con datos de Statista, México tiene la tercer gasolina más cara del mundo respecto al sueldo promedio que reciben las personas. Según el medio estadístico, un mexicano debe gastar 3.48 por ciento de lo que gana para obtener un litro de gasolina. México no cuenta con la infraestructura para procesar el petróleo y obtener sus derivados, por eso lo exporta y después compra sus derivados.
AMLO propuso en más de una ocasión autonomía energética, para lo cual comentó que se harían refinerías y se buscarían más yacimientos de petróleo, además de que, como ya se mencionó, se revertiría la reforma energética.
Según como menciona medios como El Economista, en dado caso de revertir la reforma energética, uno de los primeros retos que tendría que enfrentar sería el tener que indemnizar a los particulares con los que se establecieron contratos y se tendrá que enfrentar la pérdida de la confianza por parte de los inversionistas extranjeros.
De momento, no se conoce cuál sería el futuro de la reforma energética en manos de AMLo, quien cuenta con una mayoría considerable en la Cámara de Diputados y en el Senado; sin embargo, habrá que esperar a ver cuál será el rumbo que se decida.