Recién se anunció a los medios de comunicación que Google y Walmart Stores van a colaborar en el negocio de eCommerce con el objetivo de hacerle frente a Amazon.
La estrategia, lograr que la asistente de voz de Google reciba los comandos por parte del consumidor y haga las compras de la misma forma que lo hace Alexa, la asistente virtual de Amazon.
Pues bien, en otro tiempo no habría sido posible esta colaboración puesto que el liderazgo era distinto. Seguramente para que esta idea pudiera salir a luz y convertirse en una realidad y no un simple anhelo, se formaron grupos dentro de alguna de las organizaciones en cuestión y empezaron a lanzar ideas.
Probablemente ideas locas y desafiantes pero al fin ideas. Y para que esta idea que vemos casi cristalizada el día de hoy seguro surgieron muchísimas más.
Ahora bien, es altamente probable que la persona o grupo de personas que dirigieran este proyecto tuvieran algo en común: tomar decisiones y correr riesgos. Y además dos orejas. Sí, leyeron bien, dos orejas. Dos orejas para escuchar las miles de ideas y fomentar que nadie se quedara callado.
Este tipo de líderes dejan trabajar libremente a sus equipos, ofreciéndoles guía cuando así lo necesitan pero sobretodo retándolos continuamente, motivando discusiones, pero también haciéndolos responsables y partícipes de los resultados.
Normalmente este tipo de líderes resultan ser unos verdaderos imanes de talento lo que hace que en su organización cuenten con colaboradores con diversas capacidades y habilidades.
Todo esto con el objetivo de formar grupos multidisciplinarios pero sobretodo grupos con cualidades diferentes y complementarias.
Derivado de esta mezcla de capacidades, estos grupos continuamente están mejorando su productividad ya que la interacción continua y la dirección de estos líderes hace que cada quien dé lo mejor de sí mismo.
Justo este tipo de líderes son los que buscan cosas diferentes e innovadoras pero sobretodo colaborativas.
Ahora bien, en el afán de continuar con este tipo de prácticas es necesario escuchar (no sólo oír), estar presentes y apoyar.
Cuestionar logrando que la otra persona se sienta con la confianza suficiente para decir cualquier cosa por muy loca que parezca. Y sobretodo que esté dispuesta a asumir riesgos, controlados hasta donde le sea posible y evitar por sobre todas las cosas ser del tipo de jefes que nada les gusta y que dicen que nada da resultado, porque al final de cuentas ¿a quién le gusta trabajar con alguien que constantemente desestima las opiniones e ideas de los demás?