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Según el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos, desde que comenzó la emergencia sanitaria se perdieron 36.5 millones de empleos en ese país.
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De acuerdo con datos de la OIT, se prevé que para el a raíz de la pandemia se generen 195 millones de despidos en todo el mundo.
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Tan sólo en México, durante el mes de abril hubo más de medio millón de despidos, según cifras del IMSS.
Además de la pandemia, uno de los grandes problemas que enfrenta el mundo en la actualidad es el desempleo resultado de las medidas de contención para prevenir más contagios de coronavirus COVID19. En Este sentido, muchas empresas han tenido que cerrar sus puertas, como parte de la cuarentena, por lo que su flujo de efectivo se ha detenido y, en consecuencia, son incapaces de pagarle a sus colaboradores. Esto ha provocado una ola de pérdida de empleos, que en Estados Unidos (EU), desde que empezó la emergencia sanitaria, han sumado 36.5 millones.
Si bien la semana del 9 de mayo ha mostrado una disminución en la cantidad de empleos perdidos (específicamente 2.98 millones), lo cierto es que se encuentran por encima de las proyecciones del 2.5 millones que se habían lanzado la semana pasada. De mantener este ritmo, la tasa de desempleo podría alcanzar un 20 por ciento, de acuerdo con declaraciones que ha realizado Kevin Hasset, asesor económico de la Casa Blanca, colocándolo tan sólo por debajo de los números vistos durante la Gran Depresión, en 1929.
Sin embargo, una buena noticia es que la cantidad de empleos perdidos es 200 mil puestos menos que la semana antepasada, cuando se llegó a los 3.17 millones de trabajos perdidos, además de que se encuentra considerablemente lejos de los 6.86 millones que hubo durante la semana del 28 de marzo, que representa el máximo en la curva de pérdida de puestos de trabajo.
Si bien en algunos estados al sur de los Estados Unidos se han comenzado a reactivar las actividades económicas, lo cierto es que esta semana y la que vienen se espera que se sumen más localidades; sin embargo, se ha hecho énfasis en que los gobiernos locales tienen las últimas palabras sobre las medidas que tomen.
