Hace años que entramos en la dinámica de revelar todos los misterios. Poco nos falta para comprobar disyuntivas como quiénes somos y de dónde venimos. Siempre he dicho que lo que mueve al hombre no es la inspiración sino la ambición. Al parecer, la ambición de este siglo se basa en saber el detrás de cámaras de las cosas.
Estamos despejando las dudas de la manera en que las empresas elaboran los productos, mostramos sus errores, exponemos a los personajes que obran mal, a los políticos que nos quedan a deber y a los que hacen el oso, entre que sucede una cosa y otra, cortinas van y cortinas vienen.
Las cortinas de humo son un recurso ancestral que se consta de la intervención de un grupo de poder, con la finalidad de colocar un tema relevante como prioritario, para de esta manera aminorar uno que esta convirtiéndose en tendencia, y por tal motivo causa daños en la imagen, prestigio o comercialización de personas, marcas y ofertas de valor.
Las cortinas de humo no son lo mismo que el rumor, el rumor es un mecanismo en el que se disemina una óptica manipulada de un hecho, por lo que el rumor puede ser parte de la estrategia de una cortina, pero no necesariamente una cortina emplea dicho recurso, pues en ocasiones, más allá de los medios se emplean fuentes oficiales, medios, figuras de opinión, comunicados y ruedas de medios, se elaboran novelas o películas enteras para consolidar algún tema.
En la película la Dictadura Perfecta, queda de manifiesto que lo que ellos nombran “la caja china”, es una especie de cortina de humo, en donde además de elaborar un plan para sepultar un tema público, se elige a un chivo expiatorio para que pague por los pecados de su antecesor.
Hemos descubierto que se orquestan este tipo de estrategias en gobiernos, partidos, medios, empresas e incluso fundaciones sociales, se ha iniciado una orientación ciudadana a indagar la veracidad de la información, el debate es una constante y se han emprendido algunas acciones concretas para derribar mitos urbanos.
A la par del efecto positivo (marketing social) que producen las cortinas, es preciso comentar que la otra cara es esa sensación colectiva de persecución, esa psicosis ha hecho que creamos que todo lo que sucede ha perdido lo casual para convertirse en planes maquiavélicos establecidos por los poderes que anteriormente he mencionado. Es importante dejar la creencia de que somos tan omnipresentes que todo lo que pasa pende de la mano humana.
Las cortinas de humo no solamente son negativas, algunas son parte de la naturaleza esperanzadora de las personas, por ejemplo, esas campañas como el día de la madre, del amor, del maestro, del taco y de mil cosas más. Las necesitamos para refrescar la vida, para complicarla (pues nos encanta), para inspirarnos o dotarnos de la ambición suficiente para continuar.
