Inevitablemente tú y yo somos parte de una o más organizaciones de forma simultánea, por ejemplo, eres parte de la empresa o negocio donde trabajas, pero también puedes ser miembro de una iglesia, un equipo de futbol, algún grupo de entrenamiento en el gimnasio, etc. Por naturaleza necesitamos estar asociados y organizados con otras personas para cumplir fines específicos, pueden ser económicos o sin fines de lucro.
Todos en algún momento hemos tenido conflictos de mayor o menor grado en las organizaciones a las que pertenecemos. Pueden ser disconformidades persona a persona, o bien entre áreas o departamentos completos.
Las razones de las desavenencias pueden ser incontables, sólo por mencionar algunos casos: cuando fulano no te entrega las cosas ni en tiempo ni en forma; hábitos y costumbres tanto en la manera de trabajar, como en el modo de ser de un compañero… ¡El conflicto será ineludible! Aunque… ¿te has puesto a pensar con detenimiento que sus consecuencias pueden ser benéficas? Venga, sé que pensarás que estoy loco, pero dame tu voto de confianza para darte una perspectiva positiva.
Energía = polo positivo + polo negativo
Las pilas están formadas con un polo positivo y otro negativo. Si le quitamos uno de sus polos deja de ser funcional. Para que genere energía es necesario que esté completa, polo positivo y negativo juntos.
Imagina que tu vida es precisamente como esa batería, dispuesta a hacer actividades productivas, generar un bien con tus conocimientos y habilidades; sin embargo, es indispensable que tu polo negativo (los conflictos) cohabite con tu polo positivo (aptitudes, éxitos, sueños, confianza…).
Por otro lado, el polo negativo es una representación simbólica de los momentos complicados en tu vida que te obligan a salir de una zona de confort. Sin contratiempos es difícil que las personas cambiemos; sin cambio no hay progreso en nuestra calidad de vida personal y profesional, ergo, resultados favorables en ambas áreas.
Regresemos con las pilas… en ellas, el polo positivo es el que consume energía y el negativo quien la proporciona. Bueno, los humanos funcionamos de una manera muy parecida, tu polo positivo (aptitudes, éxitos, sueños, confianza…) consume cantidades colosales de energía, por lo tanto, debe ser alimentado por tu polo negativo (los conflictos).
Suena a locura, hasta irónico, ¡pero pasa! La vida necesita equilibrios para ser funcional. Sin problemas no hay posibilidad de evolución. En ocasiones la motivación proviene justamente de ese lado negativo.
Una vela en medio de la penumbra
Los problemas generalmente dividen a las personas, se tienden a formar bandos: los que apoyan a sutanito, y desde luego, los que se oponen a sutanito, aunque existen unos pocos que se mantienen lo más neutro posible.
En momentos así es cuando podemos ver en su máximo esplendor las consecuencias positivas de los conflictos:
1. Mayor cohesión en los grupos. Cuando sabes de una amenaza potencial que atenta los intereses de tu grupito, eres capaz de dejar a un lado tus diferencias con otros compañeros de tu mismo grupo con tal de mostrarse unidos, porque es cierto, la unión hace la fuerza y divide y vencerás. La lealtad aumenta y los miembros más callados o poco participativos cambiarán de actitud con tal de proteger los intereses colectivos.
2. Liderazgo autocrático (mano dura, pues). En situaciones que los problemas tienen un gran peso por sus implicaciones, la democracia deja de ser un buen método para hacerle frente a los líos, de manera que los grupitos suelen nombrar un representante al cual le seden toda la autoridad para que sea él quien tome las decisiones importantes, defienda los intereses de sus compañeros o negocie para obtener un beneficio comunitario.
3. Concentración al 110%. La energía y el tiempo se suelen centrar de forma total a las tareas. No existe la derrota, hay que superar a la competencia o bien, al grupo contrario con el cual existe conflicto.
Conclusión
Es cierto, los problemas per se son malos. ¡Nadie en su sano juicio se alegra por pasar momentos de incertidumbre que drenan la energía! Es una locura que alguien disfrute vivir situaciones aparatosas o complejas. No obstante, existe la posibilidad de crecer si cambiamos la perspectiva respecto a los problemas que estamos viviendo. Las circunstancias pueden ser buenas o malas, todo dependerá el cristal con que las mires.
Al final, los problemas son inevitables y necesarios para crecer. Piénsalo… quizá por una disyuntiva con algún compañero de trabajo o incluso un jefe, te uniste más a tu grupo y dieron lo mejor de sí para salir avante de un momento complicado, probablemente fue la causa para que sintieras respaldo y apoyo cuando más te sentías solo.
¿Ves? De algo malo pudo salir la mejor versión de ti. Para que el barro sea vasija tiene que pasar por el fuego.