Hacer lo mismo que hacen otros no siempre es lo mejor. Me refiero a la comunicación comercial en el período navideño y de año nuevo. A todas aquellas marcas que invierten una gran parte de su presupuesto para comunicar en un periodo donde todo el mundo está comunicando algo: son los días con mayor saturación mediática y comercial del año.
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Es por ello que muchas marcas, aunque parezca ilógico, han destinado un fuerte presupuesto para comunicar durante la famosa cuesta de enero. ¿Por qué hacerlo en una temporalidad donde la gente busca recuperarse de todos los gastos de fin de año? ¿En el que la gente no tiene dinero y se han esfumado ya los aguinaldos? Pues precisamente porque es mejor hablar y ser fácilmente escuchado cuando los demás callan.
Esta época es también de grandes ofertas, muchas veces para mover toda aquella mercancía que no se vendió en la temporada decembrina y hacer espacio a la nueva. Cada vez más gente lo sabe y reserva un guardadito para ello, por lo que está susceptible a ofertas y promociones que le puedan interesar.
Aunado a esto, durante este periodo (el primer trimestre del año) tenemos nuevos propósitos y experimentamos una extraña etapa de positivismo (sic), apoyada del año que acaba de llegar. Es por tanto cuando el filoso olfato del mercadólogo puede husmear para después disparar su mejor anzuelo.
Recordemos que los dos primeros meses del año son un periodo difícil para las ventas, sobre todo en el ámbito turístico, y necesitamos echar mano de nuestras mejores estrategias para seguir vendiendo bien.
Por otra parte, es una temporada muy apta para iniciar una comunicación a largo plazo, vender muy anticipadamente o simplemente generar branding cuando puede haber mucho más atención hacia nuestros mensajes.
Porque no sólo es eficaz colgarnos de fechas clave y llenas de pretextos para vender, como en navidad, San Valentín o Semana Santa, sino también para instituir nuevas fechas o períodos en los que nuestra marca se distinga por ofrecer un gran beneficio.
Podría ser el día de aniversario de la compañía, el día que nuestro mercado cautivo espere año con año para aprovechar grandes beneficios y hacer buenas compras. Quizá sea un período de rebajas. Pero también podría ser una excelente temporalidad para lanzar nuevos productos o servicios.
El caso es que la cuesta de enero es siempre hacia arriba, y si lo vemos con optimismo, puede ser una pendiente de crecimiento. Todo depende del enfoque y cómo comuniquemos nuestro mensaje.